Alertas y vulnerables, pero con un objetivo claro: llegar a Estados Unidos. Considerado “el sueño americano” para muchos migrantes provenientes de Venezuela, Honduras, Guatemala y El Salvador, que dejan sus lugares de origen a consecuencia de una crisis económica, la violencia y el mal gobierno, la meta es el país de las barras y las estrellas.
Así relata Otoniel Valera, del municipio de Bolívar, en Caracas, un lugar pobre y olvidado “por un mal gobierno”.
“Esa situación me orilló a la necesidad de abandonar a mi familia para darles una mejor vida, pero el camino no ha sido nada fácil”, cuenta mientras corta el cabello a un niño migrante.
Valera relata que cuando tenía 19 años, durante una protesta contra Maduro, los “pacos” o policías dispararon contra él, destrozándole una pierna.
“Arrastrándome salí de la zona de tiroteo y me resguardé. Pasando el tiempo y sanando las heridas, yo mismo fabriqué la prótesis que ahora porto”, dice con cierto orgullo.
A la par de su casa de campaña también se encuentra Roselis, su paisana, quien también huyó de Venezuela por la situación que vive esa nación.
Ella viaja con su esposo y sus 3 hijos, desde hace dos semanas llegó a Tuxtla y ahora se gana la vida limpiando cristales de vehículos y de los negocios cercanos.
El parque Santo Domingo se ha convertido en un refugio para las personas que van de paso hacia el norte.
Acá se instalaron algunas de las familias que fueron desalojadas de otros espacios, a pesar de eso, aseguran que nada los detendrá para intentar llegar a Estados Unidos.