En general, los estados (entre ellos Chiapas) no asumen el costo ambiental que genera la contaminación que producen, aseguró el delegado de Semarnat, Amado Ríos Valdés, al tiempo de señalar que un solo depósito final para residuos peligrosos, es insuficiente para todo el país.
En entrevista, admitió que el sitio que está en Mina, Nuevo León, no alcanza a cubrir la demanda de los residuos sólidos peligrosos y biológico infecciosos que no se pueden reintegrar a una nueva cadena de producción y crear otro producto de segunda categoría, como el embalaje de cartón.
—¿Y con respecto a la necesidad del país, es suficiente un solo depósito?
—Claro que no, por supuesto que no. Está sobrepasado. Imagínate los estados que son altamente industriales: Querétaro, San Luis Potosí, Estado de México, Distrito Federal, Nuevo León, Coahuila, cuánto producen de residuos peligrosos. La planta que está en Mina no alcanza para recibir todo. ¿A dónde se va todo lo demás? –cuestionó —Está quedando en el medio ambiente, botado, tirado en algún basurero a cielo abierto.
Y ahí hay de todo, ahí se va todo, hasta refrigeradores y los modelos de refrigeradores viejos tienen askáreles (policlorobifénilos), residuos peligrosos altamente cancerígenos. Y se van ahí -lamentó –¿Qué sería lo ideal?, que cada estado se haga cargo de sus residuos peligrosos y tener una infraestructura adecuada para ello –precisó.
—¿Chiapas está necesitado de un Centro de Confinamiento Final de Residuos Sólidos?
—A su capacidad, sí. Requiere un espacio para su capacidad. Uno, pequeño por supuesto, pero sí lo requiere, aquí en Tuxtla. Sí porque lo que ocurre con aquel residuo peligroso que ya no tiene otra vida útil y que tiene que irse hasta Mina, Nuevo León: ¿llega hasta allá? –preguntó.
Entonces lo que está haciendo Chiapas es que está mandando, al mismo Chiapas o fuera del estado, un residuo peligroso que no está asumiendo su costo ambiental: estamos descargando a otros estados, al mismo medio ambiente chiapaneco, el costo ambiental que producen estos residuos –explicó.
Tenemos que asumir como estado de Chiapas el costo de manejarlos correctamente. El costo ambiental siempre se asume como algo que no le compete al generador; normalmente el costo ambiental, se da por hecho que lo debe asumir la sociedad en su conjunto, es decir, no entroniza el generador de la contaminación o del residuo –en sus costos– el costo del manejo de ese subproducto o de ese residuo –añadió.
Ríos Valdés apuntó que, por ejemplo, el pet, es un contaminante muy visible, el que más se nota en la basura urbana. Es un residuo que su manejo debería ser un costo que asuma quien lo produce: la refresquera misma debería atender todo el proceso del plástico que utiliza para envasar sus productos, porque la ganancia la lleva en el trayecto origen-destino. “Quién asume el costo ambiental de esos residuos, es la sociedad en su conjunto”.
Y ahí también se da la oportunidad para que la empresa refresquera, todas las que usan pet, deberían asumir el costo ambiental de su producto y no el municipio, no la sociedad, remarcó.
—La famosa “responsabilidad ambiental”, ¿ese concepto todavía está muy distante de ser una realidad?
— Ya está en las leyes, la cosa es que en las leyes todavía hay muchas cosas que todavía no están aterrizadas en la conciencia ciudadana.
Hay una ‘ley no escrita’ en la ley ambiental en el mundo y en México, que dice: “el que contamina paga”, que hoy es muy común escucharlo. Se dice y se comenta todo el tiempo, es algo que está en la ley ambiental y sin embargo no está en la conciencia ambiental de los ciudadanos: lo que ocurre es que el ciudadano asume que el costo ambiental de su contaminación es de todos, es del gobierno, no lo entroniza, no lo asume.
El costo de que arroje aceite gastado de mi vehículo al drenaje, no lo asumo como mi costo para manejarlo de manera adecuada, llevarlo al lugar adecuado y que ahí lo manejen de manera adecuada: asumo que lo puedo tirar sin problemas y que asuman el costo de la contaminación, los demás, todos, -refirió.
El que contamina paga es un principio fundamental e importante, pero al que todavía le falta mucho por pasar de las leyes, y del discurso político, a la conciencia ciudadana.
Es un problema cultural: hablamos de una generación con costumbres y tradiciones que damos por hecho y que no pensa -dijo.
Caza furtiva: Chiapas es el escenario ideal
El delegado federal habló también de que Chiapas sigue siendo el escenario ideal para los cazadores furtivos, una actividad que se denuncia apenas en un 1%, que mantiene presión sobre varias especies y sobre la cual se requiere mayor conciencia ciudadana para denunciarlas.
—¿Sigue habiendo mucho caza furtiva en Chiapas?
— Yo creo que sí. Es una actividad que se desarrolla semi clandestinamente, no hay una estadística propia de cuánta gente lo hace, lo hace mucho más gente de la que se logra atrapar; si acaso el 1% es atrapada por la autoridad o se detecta.
La gente lo hace como una actividad de fin de semana, como irse de camping, a la casa de campo, a pasar el fin de semana, se lleva sus rifles y cazan un animalito, lo bajan y se lo comen; es una actividad común, es una actividad que está muy dentro de la cultura del chiapaneco comer un animal de monte –indicó.
–Y ha pasado a ser, para la gente que es más urbana, una actividad de esparcimiento, de fin de semana; antes era una actividad de supervivencia, que la gente tuviera algo que comer, lo que cazara.
Hoy vemos mucha gente, la mayoría que se ha detectado cazando, que es de la ciudad, que se va con su grupo de amigos a cazar de manera semi clandestina.
Ello ha mermado las poblaciones de venado, tepescuincle, pecarí, tapir, de diversas aves y es algo que evidentemente tenemos que combatir porque son especies que en la Norma Ambiental Mexicana, están en riesgo –alertó.
—¿Y la presión se ejerce sobre el venado?
— Sí, es el más común.
Hay otros que hacen cacería ilegal sin matarlos, que son los que atrapan animales para venderlos vivos y que generan el delito de tráfico de fauna ilegal”, apuntó.
Reconoció que es muy común el tráfico de loros y guacamayas y “esta costumbre, que también es parte de la cultura, hace que se vea como algo ilegal, pero tolerado, es decir: todo mundo sabe quién tiene un lorito en su casa y nadie va y lo denuncia o la devuelve al medio ambiente.
—¿El loro es, en el caso de las aves, uno de los animales sobre el que se ejerce mayor presión con la caza furtiva y el tráfico de animales?
— Muchísima: al que más. Los loros y guacamayos, los psitácidos (grupo de animales), son los que tienen más presión a nivel nacional y en Chiapas, para su cacería ilegal y su venta.
—¿Y cómo está su población, qué dicen los expertos, ha mermado?
— Ha mermado mucho, sobre todo en la Costa, en el Soconusco, muchísimo. En especies amenazadas como el Loro Cabeza Amarilla y en Loro de Frente Blanca. Y en otras partes, como en la Selva Lacandona, la Guacamaya Roja, está muy en riesgo, porque son bonitas, porque tienen bonitos colores, saben hablar como el caso de los pericos y loros –apuntó –Hay otro tipo de especie que se están usando para mascotas: el mono araña. Que ha sido una tendencia de los últimos años, como una moda.
—¿La población de monos en nuestro estado, también está muy amenazada?
— Muy amenazada, muy crítica.
—¿Algún tipo de horizonte, tiempo?
— Requerimos estudios más especializados, profundos, para saber en qué grado está y el grave riesgo que corren, explicó.
Finalmente, el delegado de Semarnat, Amado Ríos Valdés insistió en el cambio de costumbre para erradicar el consumo de especies exóticas y en peligro de extinción, además de la capacitación permanente de autoridades para conocer las implicaciones de estos delitos.