Derivado de la temporada de estiaje y del riesgo que implica para el tema de los incendios forestales, de 2018 a la fecha aumentaron de forma considerable los puntos de calor pasando de 18 a 40 mil durante 2022, puntualizó José Velázquez Martínez, jefe de la Unidad de Gestión de Riesgos en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
El contexto muestra, dijo, que antes se quemaban entre siete y 10 mil hectáreas por año en espacios que son resguardados a nivel federal, no obstante, las estadísticas más recientes han revelado que el año pasado fueron 22 mil hectáreas las que se quemaron.
De las zonas naturales protegidas, la que reportó la afectación mayor fue La Sepultura; en La Frailescana y La Encrucijada también se registró alta incidencia. Son 18 zonas protegidas que hay en la entidad y cada una tiene un manejo individual en relación al fuego.
Velázquez Martínez comentó que se dispondrían de unas 15 brigadas (200 personas) para atender los incendios que se presenten en áreas que están bajo el resguardo de la Conanp.
A esto se le suman otras agrupaciones que proporcionan equipo y alimento. Para reducir riesgos se tiene previsto que el personal realice brecha cortafuegos, además de la apertura, mantenimiento y manejo de combustible.
Prevención
A los temas preventivos se añaden algunas quemas prescritas para el manejo de los bosques en La Sepultura y La Encrucijada. La actividad está programada para el mes de febrero. También se realizarán actividades de sensibilización entre los diferentes sectores.
Desde la Conanp, informó, no solo se han realizado tareas de sensibilización para las personas, también se han puesto sobre la mesas proyectos sustentables y que pueden ser de beneficio para la ciudadanía.
“El cambio climático está pegando con excesos; mucho frío, mucho calor, mucha lluvia. No es un tema regulado”, recordó. Se debe entender que después de una quema sin control y de las afectaciones por incendios, la naturaleza requerirá de un tiempo considerable para que regrese a su estado más cercano antes de la destrucción, sin embargo, en ese lapso no se debe aplicar más presiones sociales a esos ecosistemas.
Finalmente, recordó que el personal que atiende un incendio forestal se enfrenta a retos asociados con la condición física, conocimiento, equipo de protección personal, logística, líquidos y hasta un equipo médico en caso de alguna emergencia.