Se preparan para el Día de Muertos

Las calabazas de plástico guardarán los dulces de la “¡Calabacita tía!”. Diego Pérez / CP
Las calabazas de plástico guardarán los dulces de la “¡Calabacita tía!”. Diego Pérez / CP

A pocos días de la llegada del Día de Muertos, los mercados de la ciudad se han transformado en un estallido de colores, de aromas y de sabores. Entre pasillos repletos de calabazas, velas, flores, calaveritas de azúcar y disfraces; las familias chiapanecas comienzan a reunir todo lo necesario para montar altares dedicados a sus seres queridos y con ello celebrar una de las tradiciones más queridas de México.

Mercado Juan Sabines

En el mercado Juan Sabines, uno de los más concurridos de la capital, se pueden encontrar calabazas comestibles desde 25 hasta 60 pesos según el tamaño, ideales tanto para preparar el tradicional dulce de calabaza como para decorar.

Además, las calaveritas de azúcar o chocolate se venden desde 10 hasta 40 pesos, mientras que las velas y veladoras varían entre 15 y 100 pesos, dependiendo de su tamaño y diseño. El pasillo de los dulces típicos es uno de los más visitados. Allí, los camotes, turrones y nuegaditos endulzan la vista y el paladar con precios que van de 20 a 50 pesos por bolsa.

Asimismo, abundan las mandarinas, cañas y plátanos, frutas infaltables en los altares, junto con el pan tradicional, que se ofrece con decoraciones alusivas a la fecha.

Entre las decoraciones más buscadas están las guirnaldas, lámparas, máscaras y carteles con motivos de calaveras o catrinas, así como las calabazas de plástico o tela donde los niños guardarán los dulces del tradicional “¡Calabacita tía!”.

Vendimia

“Desde principios de octubre empezamos e incluso a finales de septiembre comenzamos a vender cosas para los altares, pero esta semana ya se está sintiendo más el movimiento. La gente busca pan, velas, flores y sobre todo las calabazas para el dulce”, comentó Sebastiana López, comerciante del mercado.

Sin embargo, los adultos no son los únicos emocionados por las fechas: las infancias también disfrutan de las compras. “Los niños vienen emocionados por los disfraces. Piden máscaras de calaveras o de personajes de moda. También se llevan las calabacitas donde juntan sus dulces”, agregó Leticia Gómez, también comerciante.

En un ambiente festivo que se mezcla con la nostalgia y el aroma a incienso, las familias aprovechan para recordar a quienes ya no están, mientras disfrutan del colorido que ofrecen los mercados, que se convierten en verdaderos escaparates de la cultura mexicana.