Nahá amanece resplandeciente, con un sol que sale a discreción acompañado de los sonidos de las aves que adornan aquel rincón de Chiapas. Es una zona que está rodeada de mayas lacandones. En este sitio, a casi 900 metros sobre el nivel del mar en su parte más baja, los pobladores se han apropiado de su territorio, de los árboles, de la flora y de la fauna.
Fue en 1998 que este lugar recibió la denominación de “área de protección”, con una superficie de 3 mil 847 hectáreas (ha), ubicándose en el municipio de Ocosingo. En la vegetación se observan bosques de pino, encino y hasta mesófilo de montaña. Les acompañan selva baja, media y alta.
Conservación sustentable
La palma xate, la miel y el café de sombra son los proyectos productivos que han dado una nueva esperanza de conservación a la comunidad. Caída la noche en Nahá, el sonido de los animales es ensordecedor; los árboles se estremecen, es la expresión más cercana para ver cómo un ecosistema cobra vida. Es la selva maya “un pulmón” a resguardo de las comunidades.
Los proyectos impulsados por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) han dado resultados. Los pobladores buscan, en conjunto con las autoridades, consolidar Unidades de Manejo Ambiental (UMA) para fortalecer la comercialización de la palma cola de pescado.
Don Francisco Ruiz Hernández produce el aromático grano en el ejido Zaragoza; en el 2002 consolidaron una organización con 250 socios y, a través de la Conanp, bajaron recursos para avanzar en el proceso. En 2005 obtuvieron su certificado, y para 2007 comenzó el tema de la exportación.
La producción —que se hace bajo sombra— ayuda a generar ingresos de manera sustentable, es decir, lejos de dañar a la naturaleza se procura mantener la vegetación intacta. Cultivar el café no es una tarea fácil, pues hay que hacer cortes, limpias y hasta lavado. Cada año levantan algunas cosechas, y en una buena temporada cada hectárea llega a sacar hasta 12 quintales.
Participación femenina
En el ejido Zaragoza está un grupo de mujeres llamado Nich Capeel (flor de café) que forma parte de la Sociedad de Productores Orgánicos de la Selva Lacandona (SPOSEL), y que también se dedican a la actividad del aromático grano. La característica de este producto es que no usan químicos en ninguna etapa del proceso, desde que se siembra hasta que se cosecha.
Las instalaciones que tienen son propias. Cuentan con un almacén, un área de tostado, molido, pesado y exhibición. Todo lo que realizan es amigable con el medio ambiente. El grupo de 13 mujeres, de entre 28 y 70 años, se beneficia de estas tareas. Ese café se vende en la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Hidalgo, San Luis Potosí, Tuxtla Gutiérrez, Palenque, San Cristóbal de Las Casas y hasta Tijuana.
Nahá es, como dice Miguel García, técnico operativo de la Conanp, un sitio de interés internacional por pertenecer a una reserva de biósfera por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). En esta reserva se han detectado 344 especies de aves, mismas que se pueden observar a través de las fotografías que se han logrado captar en los años de observación.
Y las más de 3 mil 800 hectáreas protegidas contrastan con las 269 personas que habitan la zona; el esfuerzo de conservación es mayúsculo y se hace desde el territorio. Los mayas lacandones realizan actividades asociadas al turismo como la venta de artesanías, así como agricultura para autoconsumo, pesca y recolección de frutas y plantas silvestres.
Plantaciones prometedoras
Las comunidades realizan el aprovechamiento de la palma cola de pescado, pero quieren llevar el proyecto al siguiente nivel con permisos y autorizaciones que están marcados en la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Norma Oficial Mexicana Semarnat 059-2010.
Este producto, también llamado palma camedor, se utiliza en los arreglos florales. Cada cuatro meses se hacen cortes para juntar 80 hojas. En medio de dos hectáreas, incrustadas en la selva, resalta esta especie. Desde hace 11 años don Francisco Ruiz Hernández ha cuidado el bosque y también ha sembrado dicha planta.
Hacen sus ventas dos veces al año. La semilla se siembra en el tiempo de agua para que pegue la raíz, el resto lo hace la naturaleza, y cinco años después se puede hacer el primer corte.
Junto al café, esta palma conjunta dos proyectos productivos que ayudan a las familias a generar ingresos económicos, sin que eso implique dañar el ecosistema.
Al contrario, en el lugar se puede observar la caoba de unos 27 años; a lo largo de su vida, Ruiz Hernández ha sembrado más de mil 200 árboles en sus parcelas. Estrategias como el Programa de Conservación para el Desarrollo Sostenible (Procodes) han sido claves en el cuidado de la naturaleza.
Preservar por el mundo
Además de la Conanp, existen otras organizaciones que han empujando, a través de la inversión de recursos, la conservación del medio ambiente en varios países. Gabriel Andrés Berríos Pino, asesor en comunicación del programa Selva-Maya de Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ, por sus siglas en alemán), mencionó que los programas regionales que tienen se ubican en Guatemala, Belice y México, además fueron implementados a petición de las autoridades locales.
La intención de apoyo deriva de los compromisos que adquirió Alemania con el Acuerdo de París para evitar un impacto mayor con el cambio climático. Eso se traduce en destinar apoyos a países que están en vía de desarrollo, a fin de que tengan mayores capacidades técnicas para impulsar el cuidado de las áreas naturales protegidas (ANP).
El proyecto de cooperación transfronteriza, que es de cuatro años, ha implicado una erogación de ocho millones de euros en ejercicios de protección ambiental. Lo que se espera de las zonas beneficiadas es que haya un fortalecimiento de los organismos que cuidan el medio ambiente.
Prevenir, prioridad en los ecosistemas
José Feliciano Domínguez Hernández, desde la Conanp, tiene la responsabilidad de vigilar la zona y hacer recorridos para prevenir ilícitos en Nahá y Metzabok; la prioridad es que los recursos naturales se aprovechen, pero de forma responsable.
El avance en la zona registrado, en cuanto a incendios forestales se refiere, es que no se han presentado contingencias al igual que en otros espacios. La labor de la población, a través de talleres y aplicación de recursos federales, ha servido para generar conciencia y proteger los bosques.
Domínguez Hernández expresa que desde la Conanp se ha promovido que los pobladores sean los “guardianes” de sus propios ecosistemas. Esa acción les permite obtener recursos en tres ejes: económico, ecológico y social.
La selva sobrevive
Todo esto se hace en Nahá, un lugar que guarda sintonía con la naturaleza, que te remonta a una de las épocas más ancestrales de Chiapas. Es un lugar con libertad paisajista. Ahí se respira aire descontaminado y los rayos del sol reflejan entre las plantas toda la biodiversidad del sitio.
Nahá controla todo el ecosistema. Su importancia internacional se la debe a la vida vegetal y animal del lugar. Equilibrio ecológico es lo que deriva de este laguna que también alimenta al Usumacinta.
Las comunidades tienen claro que conservar la selva trae otros beneficios para la regulación del clima a nivel local. Ahora se lucha para reducir otras problemáticas como la cacería, el manejo de desechos orgánicos o la introducción de especies.
En la siguiente entregada le abordaremos sobre la historia de cuatro jóvenes que a través de diferentes proyectos también se han convertido en “guardianes de la conservación” en sus comunidades, en medio de la selva que se resiste a desaparecer.