“Señor, que no seamos sordos a tu voz”, expresa el sacerdote Hedilberto Pérez Vicente, en su mensaje dominical.

Evangelio

En el marco del día 28 de enero, en el evangelio de san Marcos, se explica: “En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas”.

Y se agrega: “Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: ‘¡¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret?! ¿Has venido a acabar con nosotros? ¡Ya sé quién eres: el santo de Dios!’. Jesús le ordenó: ‘¡Cállate y sal de él!’. El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron asombrados y se preguntaban: ‘¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen’, y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea”.

Mandato

De modo que el sacerdote Hedilberto Pérez comenta: “¡Cállate y sal de él! Ese es el mandato de Jesús, palabra imperativa, sube todo porque su deseo es liberar a aquel hombre del demonio… Cállate, enmudece, dirá Jesús en otro momento”.

Y añade que a Jesús le interesa la liberación integral del hombre, es decir, de todos sus males, físicos y psicológicos, espirituales y, sobre todo, cuando se trata de liberar del pecado.

Además: “Ha inaugurado Jesús, los tiempos del reino, los tiempos del evangelio. Por eso Jesús, es la palabra que se ha encarnado y se ha hecho vida en nosotros, es la palabra que se hizo debilidad, es decir, comparte con nosotros.

“Y como dijeran los profetas, como Isaías y otros profetas, él carga con nuestras debilidades, carga con nuestros pecados y nos concede: la paz, la gracia y la liberación”.