Ser docente, entre el desafío y el compromiso

Karla Robles Vázquez es docente en una telesecundaria ubicada en una comunidad rural e indígena de Tila; ella es originaria de Berriozábal, ciudad que desde hace cinco años solo visita los fines de semana. Refiere que su anhelo es “tener una escuela grande, con muchos maestros, muchos niños y niñas, donde reciban atención de mayor calidad”.

“Muchos de nosotros, como maestros no tuvimos formación intercultural y no hablamos una lengua indígena; hay una diferencia en la calidad de la enseñanza, por eso estamos aprendiendo. Te tienes que adaptar al medio, yo creo que tenemos que aprender una lengua materna para poder comunicarnos tanto con los niños como con la propia gente de la localidad”, resalta Karla en entrevista telefónica.

Docentes

Según Emma Yolanda Escobar Flores, de la Secretaría de Educación de Chiapas (SE), los docentes en el estado y sus escuelas formadoras tienen una realidad compleja.

En su investigación “Habilidades, destrezas y usos de TIC durante la pandemia covid-19 en alumnos”, detalla que de las 19 escuelas normales formadoras de docentes, solo cuatro de ellas tienen un enfoque intercultural e inclusivo.

Robles Vázquez viaja durante seis horas —si hay paso libre por Oxchuc— para llegar a su comunidad en donde hablan tseltal; el clima de violencia ha aumentado en el último año en la región, por lo cual omite la localidad donde da clases, sin embargo no viven más de tres mil personas en ella.

Calidad educativa

Los docentes a menudo tienen que atender a grupos numerosos de estudiantes, lo que dificulta la individualización de la atención y la dedicación del tiempo necesario a cada alumno.

“Las condiciones más difíciles están en la primaria, hay pocos maestros y los docentes dan clases a niños de 5, 10 y 11 años en un mismo grupo; eso es difícil con la diferencia de edades, porque unos aprenden más rápido y otros no; ahí las aulas son de madera, no es como en nuestra secundaria que ya tiene salones formales”, relató.

De acuerdo con el Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica de Chiapas, en la entidad, en el ciclo escolar 2022-2023, trabajan 91 mil 232 maestras y maestros desde la educación preescolar hasta la superior, es decir, universitaria. La mayoría (33 mil 39) dan clase en primarias, seguido de las secundarias con 16 mil 163 docentes.

“La diferencia en una escuela secundaria es que aquí ya no se habla una lengua materna, los niños tienen que aprender a hablar en español y creo que es el reto más grande con el que se encuentran ellos; otro sería lo económico, pues son muchos los que se van a Estados Unidos al terminar el sexto grado”, explicó.

A pesar de estos desafíos, los docentes chiapanecos también muestran un gran compromiso con su labor y una fuerte vocación por la enseñanza. Han realizado diversas movilizaciones y protestas para exigir mejores condiciones laborales, infraestructura adecuada y mayor apoyo por parte de las autoridades.

Becas

Robles Vázquez sostiene que ha “escuchado por parte de muchos padres de familia, que esperan que el próximo año se den más becas, para que sus hijos puedan seguir sus estudios en la secundaria”.

Karla dedica más de ocho horas de su vida diaria a la labor docente; en sus años de trabajo ha vivido la remodelación de la escuela, la instalación de un sistema de captación de agua por parte de los padres de la comunidad y los retos de la educación en épocas de covid. Subraya que todo vale la pena, al ver cómo sus alumnos se superan.

“Yo anhelo tener una escuela grande, con muchos maestros, muchos niños y niñas, porque sabemos que poco a poco esta escuela va a crecer y ojalá que en un día todavía pueda alcanzar a ver una escuela de alta calidad para mis niños”.