Ser parachico es vivir en resistencia

“El parachico se resiste, el chiapacorceño se revela”, recalcó el sociólogo Nereo Nigenda Fernández, quién presentó la ponencia “Parachicos: cultura, poder y religiosidad en Chiapa de Corzo”, donde explicó la metamorfosis que ha sufrido la iconografía del personaje, debido a las apropiaciones culturales que se adhieren a la festividad con el paso del tiempo.

El investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas explicó que el origen parte de una cosmovisión agrícola; hace 50 años los danzantes solían tener una flor o una fruta en la mano, representando la siembra venidera, mientras que el zapateado simboliza el despertar de la tierra.

“A fin de cuentas, este personaje tiene su origen en un credo agrícola, no era un personaje comercial como ahora que se cosifica o que se hace estadística”, expresó Nigenda Fernández, en las instalaciones del Museo Regional de Chiapas del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Y aclaró que “su presencia es tan poderosa que atrae a todos, es como un imán, por eso han venido muchos con el interés de adoptarlo. Se lleva a las comparsas, a los eventos políticos, se ha transformado en una distracción y un llamamiento de masas para beneficiar a grupos de poder”.

Estas adopciones y grupos de poder han causado modificaciones en su imagen, ya que no sólo se trata de un poder político, también lo es comerciar; destacó que la ciudad de Chiapa de Corzo siempre ha tenido un gran intercambio económico con otros municipios y estados.

“Antes de los años 45, los parachicos tenían chamarras oaxaqueñas que traían dibujadas milpas o un sol azteca, pajaritos o gotas de lluvias, un simbolismo original; en la década de los setentas cambiaría todo, para vestirse con los sarapes de Saltillo, que es un sistema de invasión cultural, donde impera una manera de ser ante las mercancías”, sustentó.

El escritor de “Parachicos tradición viva”, alegó que el danzante se trata de un proyecto de mucha transformación, “ya no se cree en la agricultura o se ha perdido el calendario solar chiapaneco; se ha ampliado el repertorio de baile, es parte de un acomodo, todo es dinámico, nada es estático”, subrayó

Del chinchín -originalmente del árbol de moro-, la máscara y la montera, explicó, está sufriendo modificaciones debido a la estética europea.

“Ideas que se imponen y someten, pero nosotros resistimos diciendo: ‘no es cierto’ porque en cada rostro hay un parachico enamorado, otro arrecho, alegre, nostálgico o desenfrenado, y está bien, no estamos peleando por ello, sólo estamos conmovidos por lo que está sucediendo”, recalcó.

Por último, aclaró que los únicos elementos que se conservan, son: el somé, relacionado con la abundancia de la agricultura; y la máscara, que representa al sol, pero también es el rostro del encomendero y el chamán.

Ante estos cambios, expresó que es incorrecto clasificarlo como bueno o malo, pues se trata de roles de adaptación que dan vida a nuevas formas de expresión.