Alejandro Gutiérrez Velasco, ingeniero civil por la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) y maestrante en Gestión de Riegos y Cambio Climático por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), consideró que la velocidad del caudal fue lo que causó el socavón ubicado al interior del embovedado de San Roque.
Gutiérrez Velasco, como estudiante de Ingeniería, mostró desde temprano un interés por el tema del embovedado, dando seguimiento puntual a lo ocurrido en la zona ubicada en la entrada del Andador San Roque, a la altura de la 5ª Sur Oriente de la ciudad capital.
Seguimiento
El ingeniero documentó en noviembre de 2019 el deterioro del zampeado en el sitio, cuando aún no se registraba un colapso estructural. Sin embargo, para febrero de 2022 ya se evidenciaba el hundimiento de la bóveda, el cual se extendió entre abril y mayo de ese mismo año, alcanzando una longitud aproximada de 13 metros.
Gutiérrez Velasco subrayó que no se trata de un fenómeno reciente, sino de un problema con antecedentes bien documentados. Incluso, como parte de su tesis de licenciatura, realizó un levantamiento topográfico detallado del sitio.
En este sentido, el ingeniero retomó el trabajo del investigador Martín Mundo Molina, para hablar respecto a la relación entre la erosión y las velocidades del embovedado.
“El proceso constructivo tiene que ser muy, muy minucioso. Es decir, el concreto que van a utilizar tiene que ser de una resistencia alta. Y hablamos de unos 300 kilogramos por centímetro cuadrado; una resistencia que es bastante alta. Porque la concentración y la relación entre los agregados y lo que es el cemento y otros aditivos es menor”, expuso.
Por tanto, el zampeado a realizarse tendrá que ser con más grava, piedras de gran tamaño y volumen de arena, ya que de no ser así, la velocidad podría desprender una arena, luego la grava, después una piedra y seguir el mismo camino hasta provocar el socavón.
Raíces
Gutiérrez Velasco, tras realizar un seguimiento puntual de la estructura del embovedado, dudó de la efectividad de retirar árboles en la superficie; esto tras la decisión tomada por el Ayuntamiento capitalino.
“No sé qué tan conveniente sea. Habría que tomarlo más a fondo. Esa hipótesis de que son los árboles porque mira, las raíces de los árboles son bien sabidos que se conglomeran en el suelo, o sea que lo mantienen estable. Si se ven unas raíces, pero la verdad es que son raíces muy pequeñas, a mí también me tocó verlas, pero en ningún momento vi alguna raíz que no sé, que superara el diámetro de unos 2 o 3 milímetros que ya prácticamente estuvieran estrujando la estructura”, dijo.
También recordó el funcionamiento de los embovedados, los cuales se hacen estables con el peso: “todo el peso que tiene sobre la estructura empieza a descargar sobre la cimentación. Aquí sí, tal vez en el proceso de reparación si hay algún árbol cerca pues sí van a tener que quitarlo porque está siendo un peso innecesario a la hora de repararlo, pero en el resto del embovedado si piensan ellos cortar los árboles porque sí, va a estar un poquito complejo”, explicó.