Con un presupuesto de 24 mil millones de pesos, el programa “Sembrando Vida” busca apoyar a 400 mil personas en regiones de Chiapas y Tabasco para que al mes reciban 5 mil pesos por plantar árboles frutales y maderables en más de 1 millón de hectáreas, en zonas donde el avance de la agricultura y la tala ilegal se han mantenido presentes desde hace mucho tiempo.
María Luisa Albores González, secretaria del Bienestar, mencionó que la meta será sembrar 500 mil hectáreas en este año y otras 500 mil para el próximo.
En un convenio realizado entre Albores González y el Gobierno del Estado en abril del presente, estipuló que en la entidad se crearían 80 mil trabajadores del campo procedente de 64 municipios, además se destinarían 452 millones de pesos como inversión social para mejorar las condiciones de los agricultores y así evitar la migración.
Sin embargo, René Gómez, integrante de la organización Bosques y Gobernanza A.C, quien ha realizado un escrutinio del programa, explicó que pese a ser una buena iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador, este proyecto se encuentra mal planeado.
Gómez manifestó que a meses de que se dio el inicio de este programa, se han desencadenado otros problemas, como la falta de plantas para sembrar o la tala intencional de árboles con el fin de ser beneficiarios.
Basado en reuniones con agricultores de Ocosingo, Gómez expresó que el programa ha generado un problema en la tenencia de la tierra, ya que en la mayoría de las comunidades, las hectáreas son heredadas de generación tras generación, sin embargo no lo hacen conforme a la ley. Esto ha generado disputas familiares por la tierra.
Asimismo expresó que el programa tiene una actitud paternalista, ya que se han documentado casos de personas que tienen el apoyo sin trabajar, ya que lo hacen en cortos periodos de tiempo. Además se tiene documentado la tala intencional de árboles.
“Si un agricultor tiene dos hectáreas y media que es lo mínimo para entrar al programa, pero sólo una se encuentra deforestada, lo que hace es que talan la otra hectárea y media para que así completen la cuota que pide el gobierno”, explicó.
El experto dijo que esto se vio reflejado en la alza de los incendios en este año en la entidad, ya que muchas familias utilizaron el fuego para quemar y tener su espacio limpio para ser reforestado.
Además, añadió que no se cuentan con plantas específicas para reforestar, lo que hace que las comunidades siembren cualquier tipo de especies, sin tomar en cuenta cuáles mejorarían a su ecosistema local.
“Se debe tener un proceso de asentamiento al injerto, si quieres sembrar plátano te puede tardar dos meses, pero si es cedro o caoba de ocho a 10 meses. No existe una planta especializada para ser sembrada”.
Por tanto, el programa “Sembrando Vida” no ha sido específico en su planeación, lo que ha hecho que no se tome en cuenta el ecosistema a reforestar, además de haber provocado disputas sociales para acceder al programa.
El campo
A su vez, Alejandro Hernández, integrante de Technology for Nature Conservancy (TNC), mencionó que en menos de 50 años Chiapas ha perdido más del 55 por ciento de sus bosques y selvas, debido principalmente al avance de la agricultura y ganadería.
Hernández expresó que Chiapas mantiene prácticas agropecuarias atrasadas en tecnología, donde la extensión de las tierras es fundamental para la producción. Sin embargo, en los últimos años, la entidad tiene un tasa muy atrasada de producción, ya que se estima que se cuenta con menos de una vaca por hectárea.
Además, alrededor del 25 por ciento de los bosques y selvas de Chiapas se mantienen degradados y en riesgo, por el avance de la actividad humana.
El investigador puso como ejemplo a la región de la Frailesca, que hace unas décadas era conocida como “el granero de Chiapas”, pero hoy en día produce menos de tres toneladas por hectáreas de maíz.
Este fenómeno de disminución se da a consecuencia de la deforestación y el cambio climático, que según el Panel Internacional de Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para 2040 se espera suba un grado y medio la temperatura, lo que aumentaría la vulnerabilidad de las personas con desastres naturales.
Hernández dijo que este avance de la agricultura frente a los bosques y selvas no es total la culpa de los campesinos, sino de instituciones que no han sabido dar alternativas innovadoras para sus plantaciones.
El investigador dijo que hace unos días visitó a don Mariano, un agricultor chiapaneco de maíz que le expresó que en años anteriores sacaban tres toneladas de maíz, sin embargo al transmitirle datos sobre cómo mantener una agricultura de conservación, hoy ya saca al menos nueve toneladas.
Por tanto el investigador, respecto a los programas de reforestación de los bosques y selvas de Chiapas, indicó que sería una buena idea, ya que traería consigo la recarga de mantos acuíferos.
Además, en Chiapas fue plasmado dentro del Plan Estatal de Desarrollo, programas que lleven hacia un desarrollo rural sustentable que sea más agradable con los suelos.