Taller de granito, cada vez hay menos

Cada vez son menos las personas que quieren aprender. Guillermo Ramos / CP
Cada vez son menos las personas que quieren aprender. Guillermo Ramos / CP

Por más de 50 años, Roberto Hernández Jiménez se ha dedicado al tallado de granito en un pequeño taller, un oficio que consiste en la elaboración de piezas para panteón. Entre sus creaciones se encuentran floreros, cruces, libros y lápidas, todo lo relacionado al cementerio.

El material principal con el que trabaja es granito que proviene de Puebla. Los diseños que realiza son en su mayoría piezas pequeñas, desde hace muchos años dejó de fabricar las bóvedas grandes de antaño; ahora su trabajo se centra en modelos por catálogo.

Precios

Los precios de su trabajo varían dependiendo del modelo y el tamaño. Las piezas más grandes pueden costar entre 30 mil y 50 mil pesos, una cruz pequeña puede tener un precio de alrededor de mil pesos. También trabaja con cemento, material que resulta más barato.

“Hay quienes lo ven muy caro y se deciden por algo más sencillo, pero hay de todos los precios y tamaños”, asegura don Roberto Hernández.

La demanda de sus productos tiene un alza muy marcada durante la temporada de Día de Muertos, al menos 20 días antes de las celebraciones muchas personas acuden a realizar encargos para adornar las tumbas donde yacen los restos de sus seres queridos. El resto del año, especialmente en diciembre, el negocio decae considerablemente.

Oficio en riesgo

Una de las mayores preocupaciones de don Roberto es la desaparición de su oficio. Actualmente, labora con dos ayudantes, ya que todos los que estaban con él se fueron.

“Nadie quiere aprender. Ya quieren ganar como que le supieran, pero aquí no, aquí hay que aprender para ganar”, declaró el artesano de 74 años.

Aunque confía en que la tradición de adornar las tumbas no desaparecerá, pues es una costumbre arraigada, “El que se va a acabar es el que lo hace, y si no hay quién lo siga, pues se acaban los talleres”, afirmó.

Finalmente, hizo un llamado a valorar el trabajo artesanal y a mantener vivas las costumbres relacionadas a los fieles difuntos.