La prostitución en pleno centro de Tapachula es tan común que no despierta ningún interés por su reubicación, pues actualmente existen en la ciudad puntos definidos a escasa distancia del Palacio Municipal, como el Parque Benito Juárez, Parque Miguel Hidalgo, el corredor del Mercado Sebastián Escobar hacia el Mercado San Juan y fuera de un hotel en la 6ª Avenida Sur, entre 6ª y 2ª Poniente.
Por muchos años se ha dicho que Tapachula es un paraíso de la prostitución e incluso se habla de prostitución infantil; a pesar de las denuncias, las publicaciones y las recomendaciones de derechos humanos, las autoridades locales poco o nada hacen para atender este problema que implica omisión, complicidad y protección, pues quienes se dedican a ello y sus padrinos, hablan de pagar cuotas a las autoridades para que nadie los moleste.
Esos corredores de prostitución, un problema que no quieren ver las autoridades municipales, podrían además estar ligados a la creación de escenarios delictivos y de policías que protegen a mujeres y homosexuales sin ningún tipo de control sanitario.
A plena luz del día, en el centro de la ciudad, las sexoservidoras y sexoservidores se pasean por las calles y banquetas. Las edades varían y algunos podrían no ser mayores de edad, sin que nadie investigue a pesar de que esto constituiría un delito grave.
El problema data de muchas administraciones atrás, sin embargo hoy se cuestionaría qué hace la actual administración municipal a cargo de Neftalí del Toro Guzmán, ya que si se habló de corrupción en el pasado, hoy esta tiene continuidad al no atender una situación que se ha salido de control, quizás por lo redituable que resulta.
Las mujeres del corredor del Mercado Sebastián Escobar al Mercado San Juan, han rentado una cuartería ubicada en la 12ª Avenida Norte entre la 5ª y 9ª Poniente. Allí viven y ejercen la prostitución, allí salen a buscar a sus clientes y allí atienden a las autoridades que pasan por su respectiva cuota.
A la prostitución ambulante se suman los cientos de establecimientos con venta de bebidas alcohólicas que hoy funcionan en el primer cuadro de la ciudad, donde las mujeres “fichan” con los clientes y como servicios adicionales hay atención sexual, sin que la autoridad intervenga y clausure esos negocios irregulares.