Luego de tres años de no realizarse por el covid-19 y por cuestiones políticas, al fin en este 2023, habitantes del municipio de Teopisca celebran su feria en honor a san Agustín obispo, cuyo día principal es hoy 28 de agosto.
En esta ocasión los teopisquenses, pese a que muchos de ellos viven en otros municipios por cuestiones de trabajo, acuden al templo con gran devoción para visitar a san Agustín.
Entre las actividades de la feria destacan las culturales y deportivas, así como el concurso de aficionados al canto, además de la presentación de grupos musicales en el templete del pueblo y una cabalgata, por citar solo algunas; también destacan las actividades religiosas, así como el encuentro de marimbas que se realizó ayer domingo con los grupos de los municipios de La Trinitaria, San Cristóbal y Teopisca.
Datos históricos
De acuerdo con datos históricos del Colectivo Cultural de Teopisca, integrado por Paco Mazariegos Morales, Jesús Vázquez Cruz y el Grupo Cultural Nueva Jovel, dieron a conocer que en este municipio vivieron cazadores desde hace 11 mil años, quienes descubrieron el maíz.
Precisan que, de acuerdo con estudios del departamento de prehistoria del INAH llevados a cabo entre 1977 y 1979, en el valle de Teopisca fueron encontradas puntas de lanza y otros vestigios de instrumentos de cacería de animales prehistóricos, así como evidencia de que hubo mamuts, mastodontes y caballos americanos desde hace más de 11 mil años.
Hasta donde se tiene certeza respecto a los avances de la investigación científica de los años 70 (del siglo XX), Teopisca se encuentra entre los cuatro lugares de Chiapas habitados desde tiempos remotos.
Por ello también ya ha sido reconocido que estos pobladores antiguos de Teopisca experimentaron y contribuyeron en el descubrimiento del maíz y de otras semillas desde hace más de seis mil años, como base productiva tan sólida que permitió el desarrollo de la agricultura y de las primeras ciudades que dieron origen al área de alta cultura conocida como Mesoamérica, una de las seis civilizaciones madre del mundo antiguo.
Los conocimientos y la sabiduría de estos pueblos han sobrevivido a las peores tragedias y adversidades, refugiándose y reelaborándose en ese espacio que el estudioso Guillermo Bonfil llamó el México profundo.
“En nuestro caso, podríamos llamarle el Chiapas profundo a esos elementos de la gran civilización mesoamericana y de sus antecedentes que llegan hasta nuestros días, constituyendo el alma o la identidad colectiva más claramente percibida en los miembros de los pueblos originarios”, afirman los investigadores.
Señalan que el cultivo del maíz, con sus derivados alimenticios y el cuidado de la madre naturaleza, son algunos de esos elementos.
Otro ejemplo de la parte material de esa cultura es la aplicación de sal a la carne de ciertos animales, practicada en la prehistoria para conservarla y así poderse alimentar durante sus travesías de cazadores-recolectores; después aplicada a los animales que hoy conocemos —como el ganado vacuno— de donde obtienen la exquisita cecina y la carne salada, entre otras.