Katia González, integrante del proyecto textil “Pok´ok baby”, consideró que existe un boom de las prendas textiles a raíz del encierro provocado por la pandemia del Covid-19; aunque esto también permitió la entrada de productos de menor calidad oriundos de otros estados y países del mundo.
González consideró el fenómeno de las prendas industriales originarias de Oaxaca, Tlaxcala, Ciudad de México o Puebla va al alza dentro de centros de distribución, tiendas de souvenirs y espacios de reventa, esto debido a sus características comerciales.
También, productos industriales de China o Guatemala se han detectado en puestos de venta en Chiapas, de forma especifica blusas, vestidos, caminos de mesa, llaveros y otras prendas que pueden llegar a confundir al consumidor o consumidora al momento de adquirir un producto.
“Tiene que existir una subcategorización de lo hecho industrialmente en países como Guatemala o China, para diferenciarlas de aquellas tejidas y trabajadas en la entidad”, dijo.
La ilustradora también habló de las cualidades de dichos productos industrializados, ya que al estar más cerca de los sitios donde existen distribuidores de hilos o los precios de inversión son menores, el precio final no es tan elevado.
Al mismo tiempo, la identificación de las prendas hechas a mano o telar de Chiapas son complicadas según la región, debido a que para las personas lejos de los Altos, es mas difícil poder contrastarlas.
“Las personas de zona caliente suelen confundirse, aunque se puede notar la diferencia en la calidad del hilo, densidad en figuras geométricas, patrones y producto final”, añadió.
González reiteró la falta de calidad por parte de los productos industrializados hechos en Guatemala y China, las cuales no tienen acabados como un producto hecho a mano.