Don Tomás Nigenda Sánchez ha sido durante 27 años el Patrón de los Floreros de Chiapa de Corzo y cortando la Flor de Niluyarilu lleva 52 años.
El Patrón comenzó a los 18 años pero su ilusión inició desde muy pequeño.
Contó que su oficio, la mayor parte de su vida fue la albañilería, pero fue su compadre quien le confió el cargo y la gente lo aprobó por unanimidad.
Dijo que siempre estuvo de manera constante y responsable yendo a cortar la flor, no importando que después no hubiera dinero, por lo que tenía que agarrar de nuevo su morral para ir en busca de trabajo.
Don Tomás destacó que la tradición consiste en que toda la gente que se alista tiene una promesa de ir a cortar la Flor de Niluyarilu (flor de niño o de montaña), “pues el pueblo es bastante católico” y es por ello que campesinos, obreros, estudiantes y ahora profesionistas y niños se suman para ir a la topada de la flor como muestra de dar gracias a Dios por los logros obtenidos durante el año.
En su casa que funge como la Capilla del Niño Florero, comentó que ha visto pasar varias generaciones que han llegado a cortar la flor al cerro de Mitzitón como muestra de fe, un tradición que data según historiadores desde hace más de 500 años.
Señaló que es difícil explicar el sentimiento que tienen para ir a cortar la flor y todo lo que conlleva, pero dijo que “se siente y ya se lleva en la sangre”.
Empezó muy joven, contó que su ilusión comenzó desde niño porque antes no llevaban a los menores como actualmente, que un buen número de infantes ya están inscritos para ir a la montaña, entre ellos ya incluyó a sus cinco nietos para esta edición.
Don Tomás, junto al altar en donde se encuentra la imagen del Niño Florero, expresó que conseguir la flor es extenuante porque se internan en el cerro de Mitzitón durante siete días en comunidades de los Altos de Chiapas como Multajó y Navenchauc, pero “regresan fortalecidos” tras cumplir su manda para poder llevar la flor y construir el nacimiento en la iglesia de Santo Domingo.
Detalló que el 14 de diciembre llegan a inscribirse un total de 500 personas, de las cuales 150 niños son niños, se trasladan al panteón municipal a visitar a los patrones fallecidos, para después ir a misa a la iglesia del Calvario y regresar a sus casas para alistar sus cosas y partir tras recibir sus latigazos que él les da.