Tortugas japonesas, la tercera especie exótica invasora

Las denominadas tortugas “japonesas” (rachemys scripta elegans) se han convertido en la tercer especie exótica invasora dentro del ecosistema del Parque Nacional Cañón del Sumidero, al tratarse de una especie no endémica del lugar amenaza con desplazar a las tortugas nativas al competir por alimentos, como también podrían introducir nuevas enfermedades al sitio.

Se tratan de reptiles que comúnmente venden en cualquier acuario de la ciudad a bajos precios, las cuales al alcanzar una edad madura y tamaño grande son abandonas por sus antiguos dueños en afluentes citadinos, los cuales luego desembocan en el río Grijalva.

Así lo dio a conocer la encargada del Monitoreo Biológico de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), Edith Belén Jiménez Díaz, quien agregó que se han detectado hasta grupos de 15 individuos de esta especie invasora.

“Estas especies al ser externas compiten por el espacio y comida con las especies nativas, van desplazando a las tortugas endémicas y comienzan haber problemas en el ecosistema”, indicó Jiménez Díaz.

Agregó que los ecosistemas originales se encuentran perfectamente balanceados, es decir, cada uno de ellos alberga cantidades exactas de alimentos y depredadores, por lo que al haber una nueva especie invasora se reducen las posibilidades de obtener comida y las tortugas nativas se ven en la necesidad de migrar a otros sitios.

Esta tortuga se encuentra en la lista de las cien especies exóticas más dañinas del mundo, seres vivos que tienen un severo impacto en la biodiversidad o en la actividades humanas.

Incluso también se han encontrado a las denominada tortugas “blancas”, animales nativos de la zona Costa de Chiapas pero que al ser desechadas terminan en la cuenca del río Grijalva.

Otros invasores

Cabe señalar que anteriormente se tenían detectadas dos especies invasoras: la planta del lirio acuático y el denominado pez diablo. La primera de ellas origina que los rayos del sol no profundicen debidamente a la fauna acuática, causando cambios en la temperaturas y deficiencias en los organismos.

Además, estas plantas algunas veces terminan en la hélices de la presas eléctricas, las cuales pueden averiar atorándose en ellas, también se han convertido en un problema para los productores de la mojarra tilapia, ya que estas invaden los encierros de las acuagranjas y cambian las temperaturas necesarias para la producción.

En cuanto al “pez diablo” se trata de un animal que soporta condiciones con poco oxígeno y mucha sedimentación, además de ser voraces y comer todo lo que haya en la vegetación, dejando sin alimento a otros peces nativos. Al ser una especie invasora no tienen un control biológico, por lo que no hay animales que se los coman, pero acaban con el alimento de otros.

Consecuencias y enfermedades

Otra de las posibles problemáticas es la causa de hibridación entre tortugas, lo que significa reproducciones entre diferentes especies y que generaría deficiencia en el material genético de estos reptiles, teniendo como consecuencia organismos débiles.

“Podríamos encontrar tortugas menos resistentes a las condiciones de ciertos sitios o pérdida de aspectos naturales en cada una de las especies. Hemos encontrado a esta especie invasora principalmente en la cuenca del río Sabinal que desemboca en el Grijalva”, detalló.

Desafortunadamente la especies invasoras son altamente propensas a transmitir nuevas al sito que arriban, en el caso de estas tortugas podrían dispersar salmonela, el cual puede ser adquirido por seres humanos también.

“Otra de las consecuencias es que pueden transmitir enfermedades como la salmonela, enfermando a otros peces, crustáceos y lo mismo con las personas que llegan a bañarse al río, ya que al ser liberado este parásito pueden verse contagiados lo que genera un problema de salud pública”, enfatizó.

Por el momento, la Conanp iniciará pláticas de concientización con los dueños de acuarios para brindar, a su compradores, la prevenciones que deben de tener al adquirir una especie viva, de exhortar a no soltar a sus mascotas a la vida silvestre.

“Lo que sucede con estas tortugas es que se comercializan sin ningún permiso, son atractivas para los niños pero cuando empiezan a crecer y ya no las pueden o quieren tener las liberan en los cuerpos de agua que terminan en el río Grijalva”, finalizó.