Tuxtla Gutiérrez es un ejemplo en temas de saneamiento de aguas residuales, reconoció el director de Saneamiento del Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Smapa), Mario Iván Trujillo Alfaro.
Apuntó que gracias a los resultados y la infraestructura que se tienen en la capital, se comparten conocimientos y capacitaciones a otros organismos operadores de agua al interior del estado de Chiapas.
La mayor parte de las aguas residuales de Tuxtla Gutiérrez pasan por alguna de las PTAR: Paso Limón, Tuchtlán, El Jobo, Copoya, Tres Marías y Real del Bosque.
PTAR Paso Limón
En específico sobre la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Paso Limón, dio a conocer que esta recibe las aguas residuales de toda la parte oriente de la ciudad, norte y sur, trasladándola a través de la infraestructura de alcantarillado sanitario, los colectores y subcolectores, así como toda la red que en la ciudad hay. Este sistema agarra las “aportaciones” (volumen de agua residual desechada por el usuario después de su uso) que vienen de las casas, comercios e industria que existen, trasladándolas hasta este punto de tratamiento para después, una vez tratada, el agua residual se devuelva al río Sabinal, que posteriormente llega al río Grijalva.
Los procesos de tratamiento de las aguas residuales
Esto se hace a través de la remoción de la carga orgánica, desde la remoción de los sólidos, a través de las rejillas de desbaste, los proceso primarios y secundarios de tratamiento. “Esta es una planta de filtros percoladores, acá tratamos los lodos que se generan como subproducto del tratamiento y se suman los de la PTAR Tuchtlán, la cual está en el poniente de la ciudad y trata las aguas de ese lado”.
La capacidad instalada de tratamiento es de 800 litros por segundo, pero a lo largo del día existen variaciones del flujo que llega a la planta, debido a que las actividades que hay en la ciudad son diversas.
“Hay quienes están en su casa por la mañana, hay quienes trabajan en la mañana, y todas estas actividades hacen que varíe en la temporalidad del día y de la semana”.
Sumó lo siguiente: “En promedio se tratan 700 litros por segundo y en algunos momentos un poco más, poco menos, pero ese es el promedio del gasto que se trata”.
Una vez que la planta de tratamiento hace el proceso de depuración del agua residual, se reintegra al río Sabinal.
Las Normas Oficiales Mexicanas
El director de Saneamiento dijo que para lo anterior se tiene que garantizar el cumplimiento de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM), que tienen como ente regulador a la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Señala en especial que existe una norma que es obligatoria para su cumplimiento, la cual es la NOM-001-SEMARNAT-2021, la cual establece los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales en aguas y bienes nacionales; la cual se tornó un poco más estricta a partir del 3 de abril del año en curso. Ese es el parámetro de cumplimiento.
“Nosotros garantizamos, a través de análisis de un laboratorio acreditado, el cumplimiento a esta norma y la observancia es de la Conagua y que nosotros estemos dando cumplimiento a la norma”.
Los biosólidos (lodos)
Con relación a los biosólidos, explicó que básicamente son los lodos que se generan como subproducto de los procesos de tratamiento, pero ya estabilizados, es decir, ya no representan un riesgo para el medio ambiente.
La norma mejor conocida como NOM-004-SEMARNAT establece las especificaciones y los límites máximos permisibles de contaminantes en los lodos y biosólidos.
En tanto que la NOM-052-SEMARNAT establece las características de los residuos peligrosos, el listado de los mismos y los límites que hacen a un residuo peligroso por su toxicidad al ambiente.
El Smapa está obligado a demostrar su cumplimiento y se hace a través de la supervisión por parte de la Procuraduría Federal del Medio Ambiente (Profepa); en las revisiones no se han tenido problemas por el cumplimiento y la calidad de los biosólidos.
El subproducto, que es el lodo que se genera en la remoción de todos los contaminantes, se estabiliza en un biodigestor (domo de la PTAR), en el que permanece en promedio 16 días. Ya en este lugar se remueve y elimina la carga orgánica, como el lodo, hasta convertirlo en un biosólido.