Una vez conquistadas las culturas indígenas de lo que hoy es Chiapas, los españoles emplearon una especie de clasificación territorial y poblacional para designar los espacios donde vivirían indígenas y europeos.
Alrededor del año 1540, la Corona Española había ordenado que en lugares denominados “pueblos”, habitaran todos aquéllos que fuesen indios y en las categorizadas como “villas”, habitarían solo españoles y sus respectivas familias. Solamente aquellos indígenas que trabajaran como servidumbre podrían convivir en dichas villas.
Es por eso que los españoles fundaron nombres de ciudades con la palabra “villa”, narra Fernán Pavía Farrera, cronista conocedor de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
El territorio de Tuxtla queda categorizado como “pueblo”, ya que solamente habitaba una población de la etnia zoque.
“En 1693 ocurre un alzamiento en protesta por el incumplimiento de un acuerdo que habían logrado los indígenas favorable a ellos. Probablemente se trataba de la renovación de sus autoridades locales, figuras de autoridad que no eran zoques, sino de habla náhuatl”, dijo.
En los llamados pueblos, los habitantes elegían a quién sería su autoridad indígena. Esta figura tenía la oportunidad de portar -con permiso dado por los españoles- un caballo, una daga o algunas veces una espada. Y era llamado alcalde indio o gobernador indio, quien fungía como autoridad encargada de atender las denuncias, problemas, solucionarlos y más cosas que aquejaran a la población.
La tarde del 16 de mayo de 1693, se presenta ante Tuxtla, conformada entonces por sus primeros cuatro barrios, Santo Domingo, San Andrés, San Miguel y San Jacinto, el alcalde mayor de la Provincia de Chiapa, Manuel Maisterra y Atocha; le acompañaban su secretario Joseph de Callexas; el vicario fraile Miguel Preciado; Joseph de Ochoa y Juan Gozoeta.
Una multitud de habitantes zoques los esperaban para exigirles le quitaran “la vara” (remover del puesto), al gobernador indio, Pablo Hernández. Con excesivo desprecio Manuel Maisterra les contestó que primero se encargaría de informarse sobre la verdad de las quejas. Al ver la desaprobación de los inconformes, este personaje mandó a azotar al indio principal y luego a su hijo, un tal don Gabriel.
Motivo que enfureció a la turba. Alrededor de 300 zoques comenzaron a desgajar piedras para ser lanzadas sobre Maisterra. La llovizna de pedradas cayó sobre él privándolo de la vida; también en el acto fallecieron el alguacil indio Nicolás de Trujillo y el gobernador indígena, Pablo Hernández.
“Esto da motivo para que sean arrestados 11 indios y luego ser trasladados a Ciudad Real (hoy San Cristóbal de Las Casas), para ser ahorcados. Para mí es el primer movimiento libertario indígena, un movimiento donde exigían elegir libremente a sus autoridades”, agrega Pavía Farrera.
Este episodio hizo que la Corona Española volteara a ver a Tuxtla, motivo por el cual 75 años después, en 1768, designaran al primer alcalde mayor en Tuxtla, Juan de Oliver. Tuxtla aún seguía siendo pueblo; algo interesante que caracterizó a este señor fue que realizaba actos culturales en la ciudad.
A Tuxtla le tomaría 120 años, a partir del evento trágico de 1693, para ser catalogado como villa, hecho ocurrido en 1813. Es así que Tuxtla Gutiérrez comienza un sinfín de hechos históricos y sociales que hoy le dan identidad y gran acervo cultural, que se encuentra a escasos días de cumplir 123 años como ciudad capital del estado de Chiapas.