Un ejemplo de conversión

"Elio Henríquez * CP. Durante muchos anos, el indígena Manuel San Juan fue el más radical perseguidor y agresor de los habitantes de el municipio de San Juan Chamula que profesaban la religión evangélica; ahora está a punto de inaugurar un templo protestante junto a su casa que se ubica en la comunidad de Arvenza 2, para divulgar esa fe.

Manuel San Juan es muy conocido en su municipio, regido por usos y costumbres, porque por muchos anos también fue utilizado por los caciques chamulas y los grupos de poder políticos y económico para encabezar agresiones y trifulcas con el fin de destituir presidentes municipales, pues era considerado un ""provocador profesional"".

Pero contra todos los pronósticos, hace 14 anos se convirtió en evangélico y ahora es un hombre pacífico, arrepentido, dedicado a defender la fe religiosa que tanto combatió, a cosechar hortalizas en su huerto y convivir con su familia.

Su nombre real es Manuel Pérez Gómez, pero dentro y fuera de Chamula es conocido como Manuel San Juan, porque su padre, Mariano Pérez Ardilla, nació en San Juan, uno de los tres barrios de la cabecera municipal, no por el patrono del municipio.

Es conocido en Estados Unidos y Europa porque su caso ha sido tomado como símbolo de la conversión de un perseguidor. Incluso, en 1997 la empresa Armagedón, de Francisco del Toro, filmó en esta región una película, ""Chamula, Tierra de Sangre"", basada en su historia.

Tiene 58 anos y el pelo cano, no sabe leer ni escribir y con dificultad habla espanol, pero es un líder nato, cualidad que le reconocen ex alcalde y dirigentes de su municipio.

Hace poco el ex alcalde Santos Gómez Gómez dijo de él: ""Manuel San Juan es un buen dirigente. Ese sí es un político. Cuando entré me apoyó y pero después me quería tirar"".

Desde la década de los 80 los caciques y las autoridades le regalaban cerveza y posh (aguardiente), en pago por los ""servicios"" que prestaba a los caciques al prestarse a encabezar turbas. Nunca le dieron dinero, asegura.

""No sirve el presidente (municipal), está robando mucho, hay que sacarlo"", recuerda que le decían los caciques para convencerlo de que organizara revueltas en su contra.

Entonces se organizaba una asamblea, Manuel llevaba a cientos o miles de indígenas de todos los parajes y, llegado el momento, iniciaba el zafarrancho para perseguir y golpear a quien fuera necesario o causar destrozos en la alcaldía. La multitud lo seguía a ciegas y muchos le temían.

""Cuando había que tirar al presidente municipal los caciques me decían que fuera a traer 90 o cien camiones llenos de gente. Yo iba adelante con una bocina y las personas me seguían porque yo era cabrón, me gustaba golpear"", dice en entrevista el indígena en su escaso espanol. Casi siempre se lograba el objetivo de tumbar a las autoridades.

Entre las trifulcas que encabezó están las que concluyeron con la destitución de los alcaldes Salvador Sánchez y Lorenzo Pérez Jolote, y del primer regidor Manuel Hernández Gómez, quien después sería diputado local.



-zPor qué te gustaba pelear y golpear? -se le pregunta.

-Saber. Pinche diablo que se me metía en la cabeza cuando tomaba cerveza.

Manuel Pérez Gómez es originario de la localidad de Arvenza 2, pero pasaba la mayor parte del tiempo en la cabecera municipal emborrachándose. A veces pasaba varios días sin llegar a su casa.

""No me pagaban los caciques, sólo trago me daban, de lo contrario tuviera mucho dinero. Puro trago era yo, ni de comer les llevaba a mis (ocho) hijos"", recuerda con cierto arrepentimiento.

Sin embargo, su principal labor no fue encabezar movimientos para destituir a autoridades, aunque lo hizo muchas veces, sino expulsar, golpear y vejar a cientos de chamulas que desde los anos 70 dejaron de ser católicos tradicionalistas y se convirtieron en protestantes.

""No es bueno que se hagan evangélicos porque ya no compran cerveza, trago, ni velas me decían los caciques, y allá iba yo con mucha gente siguiéndome para correrlos a golpes y que no se expandiera esa religión"", afirma.

Se calcula que desde principios de los anos 70 hasta poco antes del 2000, unos 30 mil chamulas fueron expulsados de sus comunidades por profesar la religión evangélica o por ir a misa a templos de San Cristóbal de Las Casas.

En 30 anos de conflicto religioso, muchas personas murieron o resultaron heridas durante los desalojos violentos y sus casas fueron quemadas. Con ""el diablo adentro"" por los efectos del alcohol, Manuel San Juan fue uno de los principales verdugos de los protestantes.

""Cuando yo gritaba: '?vamos a sacar a los evangélicos!', la gente respondía: '?sí, vamos!', y les pegábamos y los corríamos"", relata arrepentido. ""?Vaya que no morí!""

Comenta que desde 1993 algunos evangélicos, hasta entonces sus peores enemigos, comenzaron a hablar con él para convencerlo de que se volviera protestante. En 1994 tuvo tres suenos en los que Juan Pérez, líder evangélico al que había expulsado del municipio dos anos antes, le dijo que tenía que ""cambiarse de ropa"". Fue así como tuvo su primer contacto con la religión evangélica.

Narra que en esos días uno de sus hijos enfermó, pero sanó ""gracias a las oraciones"". Esto lo convenció para convertirse en protestante, aunque los dos primeros anos en su nueva fe siguió ingiriendo alcohol, pese a que esa religión lo prohíbe, y fingiendo ante los caciques que continuaba siendo uno de los suyos.

Cuando los caciques se enteraron de que Manuel San Juan iba a los templos evangélicos, comenzaron a perseguirlo como a pocos. Desde entonces, ha sido emboscado en nueve ocasiones, pero siempre ha resultado ileso. En su casa aún se observan los agujeros causados por los impactos de 87 balas.

Actualmente, Manuel se dedica a cosechar papa, coliflor, zanahoria, rábano, maíz y frijol en su pequena parcela y a divulgar la fe evangélica. Su mayor empeno en estos anos ha sido la construcción de un enorme templo junto a su casa.

Asegura que con el apoyo de sus hijos que están en los Estados Unidos trabajando como indocumentados, y de otras personas e instituciones religiosas, prácticamente ha concluido la edificación del recinto y en las semanas próximas será inaugurado.

En su caso, bien cabría aquel poema de José Emilio Pacheco que dice:

""Antiguos companeros se reúnen.

Ya somos todo aquello

contra lo que luchamos

a los veinte anos"".

"