Pacientes y familiares de derechohabientes del IMSS denunciaron que fueron informados que debido a la falta de agua que se padece en Tapachula por problemas de organismos distribuidor del vital líquido, la unidad de hemodiálisis del Instituto Mexicano del Seguro Social suspendió su servicio a los pacientes ayer, miércoles, y de acuerdo con las denuncias recibidas, los pacientes permanecen a la espera de recibir atención.
Los afectados señalaron que extrañamente en la clínica del IMSS Nueva Frontera en la nueva clínica de hemodiálisis, se presentaron problemas de agua lo que provocó, según la información que dieron, que más de 200 pacientes entre miércoles y jueves no recibieran atención de este servicio.
Señalan que hay temor de que el problema, que podría solucionarse con la adquisición del vital líquido, no se resuelva y esto va directamente en perjuicio de la salud de los pacientes; además consideran que hay negligencia de parte de los directivos, pero sobre todo de quienes toman la determinación de solucionar los problemas.
Señalan que el miércoles en los tres turnos de hemodiálisis nadie recibió la terapia, con lo que queda de manifiesto la incapacidad de quienes están al frente del IMSS en Chiapas; recordaron que en agosto del año pasado el director general del IMSS y el gobernador del estado coincidieron en la necesidad de contar con un sistema de salud integrado, en el que la colaboración salve vidas, al inaugurar la Unidad de Hemodiálisis del IMSS en Tapachula.
En aquella ocasión el gobernador Rutilio Escandón Cadenas, reconoció a Zoé Robledo por cumplir con la instrucción del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de recuperar y dar vida al Seguro Social.
La nueva Unidad de Hemodiálisis del IMSS en Tapachula cuenta con una capacidad instalada de 41 sillones para hemodiálisis, para atender 123 sesiones en tres turnos por día, lo que equivale a brindar servicios a 246 pacientes por semana. Sin embargo, es una pena que, por algo tan sencillo, que quisieron atender tanto la delegada del IMSS María Luisa Rodea Pimentel y sus colaboradores cercanos, se han quedado cruzados de brazos ante el temor y daño a la salud que ponen en riesgo la vida de cientos de pacientes.