El uso excesivo de aparatos electrónicos como el celular, la tableta o la computadora, puede generar en los niños serias consecuencias al grado de volverse una adicción. Pueden desarrollar depresión, trastornos del sueño, aislamiento social, sedentarismo, obesidad, déficits en el desarrollo motor y del lenguaje, además de problemas conductuales y académicos.
Para hacer conciencia sobre los efectos de la tecnología en la infancia, en el Senado de la República se propuso una iniciativa con el fin de promover acciones y campañas de información para las personas o instituciones que ejerzan la patria potestad, tutela, guarda y custodia de niñas, niños y adolescentes.
La adicción a los teléfonos inteligentes es llamada “nomofobia”, que es el miedo a quedarse sin el dispositivo, padecimiento que puede ser difícil de superar en una era en la que el uso de internet se ha vuelto omnipresente y, sobre todo, desde una etapa temprana.
La psicóloga infantil Leticia Pérez de la Cruz comentó que es necesario realizar ese tipo de campañas, porque ayudan a la crianza positiva de la niñez; es una obligación del Estado aportar herramientas a la población para el libre desarrollo de la personalidad desde las primeras etapas de vida, enfatizó.
Es un hecho que en un primer nivel, dentro de la familia, los padres específicamente son los responsables de la educación de sus hijos, pero esta debe ser complementada con la enseñanza en las escuelas y programas públicos a través de diversos medios de comunicación, como en este caso.
Urge tocar más el tema de la adicción a la tecnología en todos los medios y contextos posibles después de la pandemia, debido a que durante la contingencia el uso de los aparatos electrónicos aumentó de forma considerable, sobre todo para los niños y adolescentes que debían recibir clases virtuales y pasar todo el día en casa, siendo a su vez uno medio de entretenimiento.
Enfatizó que en los niños el uso excesivo de la tecnología tiene un impacto mayor porque su cerebro todavía está en desarrollo, no tienen la madurez suficiente para procesar los riesgos que conlleva navegar en internet y toda la información que se pueden encontrar, sin contar los videojuegos.