El obispo Jaime Calderón Calderón, urgió a las autoridades estatales solucionar en definitiva un conflicto entre transportistas en la zona Alta de Tapachula que en los últimos meses ha dejado personas fallecidas, viviendas, vehículos destruidos y expulsados de sus comunidades.

Calificó como preocupante el conflicto que se vive en la zona de Pavencul, en virtud a que “a pesar de que los implicados han pedido la ayuda del gobierno federal y estatal, pareciera que han hecho caso omiso del asunto”.

Advirtió que la falta de atención a la problemática generada por la posesión de concesiones del transporte, “ha ido escalando la violencia, al calor del enojo y la frustración por los asuntos irresueltos”.

Por ello, insistió en su petición a todas las instancias del gobierno para que procuren la atención al problema para evitar que se continúen registrando más hechos de violencia. 

Cultura de la vida

Además, monseñor Calderón Calderón, se pronunció por el fortalecimiento de la cultura de la vida que “contrarreste a la anticultura de la muerte, la cual se da a través del aborto, la eutanasia, la guerra, la guerrilla, el secuestro, el terrorismo y otras formas de violencia o explotación”.

Y es que señaló que “la vida es un don que a menudo se está convirtiendo en centro de muchas amenazas. La vida, desde su concepción hasta su término natural, ha de ser defendida con decisión y valentía por la familia”.

Pidió a la sociedad poner su esfuerzo en defender la vida y de esa manera asegurar un mejor futuro para los ciudadanos.

En ese sentido, también convocó a tratar con una mayor fraternidad a los migrantes que permanecen asentados en la frontera sur mexicana, quienes “llegan queriendo encontrar un mejor lugar para vivir”.

A pesar de las dificultades que han presentado en relación a su situación migratoria no resuelta, ellos se han ido acoplando a la sociedad local y con ello enriquecen la cultura.