Cultivos exóticos, opción productiva en el Soconusco

El mangostán, el achachairú y el rambután son tres frutos considerados exóticos y que llegaron para quedarse en la región del Soconusco, pero existen otros que representan opciones importantes en la diversificación de cultivos y de producción, con garantía de que las cosechas tienen el mercado asegurado.  

El ingeniero agrónomo, Romeo Esponda, explica que son varias las especies frutales nativas de México y de otros países que se han experimentado y adecuado a los climas de esta zona, algunas de las cuales ya están siendo cultivadas comercialmente.  

Y es que considera que “entre más diversos sean los cultivos, más oportunidades habrá para el desarrollo del campo y de la economía regional, en donde la producción de banano, mango, soya, caña de azúcar y palma africana ocupan los mayores espacios”.  

Sin embargo, el rambután ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años, el cual ya cuenta con unas 10 mil hectáreas sembradas, cuya producción ha logrado ingresar a los mercados de exportación de Estados Unidos y Guatemala, así como al nacional y local.  

Por su parte, de mangostán, considerada como la “reina de las frutas” por sus altos contenidos de antioxidantes preventivos de diversos cánceres, ya se han establecido unas dos mil hectáreas, de las cuales al menos el 30 % está en producción.  

“El cultivo se encuentra diseminado en los municipios de Tuxtla Chico, Tapachula, Cacahoatán, Frontera Hidalgo, Huixtla, Huehuetán, Escuintla y Acacoyagua”, precisa al señalar que toda la producción se aprovecha. Esta fruta es comercializada principalmente en Estados Unidos e Inglaterra.  

En cuanto al achacairú, el especialista precisa que en toda la región se calcula que existen unas 30 hectáreas cultivadas, aunque hay una expectativa de desarrollo importante. “En España se realizaron estudios clínicos que determinaron que puede ser utilizado para el tratamiento del cáncer de colon, con excelentes resultados”, precisó.  

Alternativa de producción

Sin embargo, menciona que aparte de estas especies frutales, existen otras que podrían ser utilizadas como una alternativa para la reconversión productiva o para diversificar los cultivos, para “que el productor no dependa de uno solo”.  

Puso como ejemplo el caso de la Pauperia Campechiana o Canistel, la cual se encuentra en peligro de extinción. “Se trata de un fruto originario de México, del estado de Campeche, de la familia de las sapotáceas, que se ha asentado adecuadamente al clima de la región del Soconusco”, explicó.  

Aunque su origen es el sureste mexicano, esta se cultiva comercialmente en Costa Rica, Brasil y en Florida, Estados Unidos.  

“Aquí tenemos algunos árboles en plena producción y estamos en el proceso de reproducción de los materiales vegetativos. Es un fruto con alto contenido de vitaminas A, B y minerales, además de ser un endulzante natural”, señaló.