Desde que inició la pandemia las trabajadoras sexuales en la frontera sur y otros municipios de la entidad han enfrentado una severa crisis, debido a que sus ingresos económicos disminuyeron hasta en un 90 por ciento, debido a que más mujeres han recurrido a este oficio, entre otras causas, quienes perdieron sus empleos y migrantes que buscan ganar dinero para poder sobrevivir.

Elvira Madrid Romero, presidenta de la organización civil Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, comentó que a inicios del año pasado la actividad para este gremio incrementó, pero para octubre y hasta la fecha sus ingresos volvieron a caer de forma drástica, por lo que han sobrevivido como pueden.

Esto ha generado que su salud física y mental se deteriore, debido a los riesgos a los que están expuestas. Al no encontrar alternativas para obtener ingresos y poder sobrevivir dignamente, muchas se han quitado la vida, ya que a pesar de que buscan empleos formales, no son aceptadas por diversas causas.

Mencionó que las atenciones en salud que brindan desde la organización aumentaron hasta en 300 por ciento en el último año, han registrado una tendencia al alza de infecciones de transmisión sexual y de VIH, ya que si bien el sector salud brinda preservativos para este sector, siguen siendo insuficientes.

Aseguró que el acceso a los servicios de salud para trabajadoras sexuales es deficiente, pues son discriminadas y excluidas por el propio personal, y sobre todo si son mujeres migrantes; por ello recurren a la organización, que las ayuda de forma gratuita, con consultas y medicamentos.

Como organización, en 1995 lanzaron una marca de condones a bajo costo, y cuando llegó la pandemia tuvieron que regalar el 70 por ciento del producto porque el sector salud dejó de dar preservativos gratuitos a las trabajadoras sexuales; a la fecha dan muy pocos.

Para las mujeres que van de paso en calidad de migrantes, el trabajo sexual es su única forma de sobrevivencia, ya que por la falta de papeles no pueden obtener empleos formales, y si son contratadas reciben salarios muy bajos y son explotadas precisamente por su condición.

Un factor preocupante es que el rango de edad de las mujeres que recurren al trabajo sexual se ha ampliado, la mayoría están entre los 18 y 25 años de edad, inclusive, hay muchas mujeres de la tercera edad, de hasta 70 y 80 años, porque no tienen recursos.

La organización civil Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” tiene presencia en Tapachula, donde cuentan con un centro comunitario, además de San Cristóbal de Las Casas, Tuxtla Gutiérrez, Puerto Madero, Huixtla, Cacahoatán, entre otros municipios.

Brindan atención a las mujeres con pruebas de VIH, sífilis, hepatitis, consultas generales, psicológicas, de ginecología, apoyo con despensas, acceso a medicamentos gratuitos, preservativos, ultrasonidos y, actualmente, trabajan para cubrir otras necesidades, como la atención a la diabetes.