El Zoológico Regional “Miguel Álvarez del Toro”, que tiene una extensión de unas 111 hectáreas en la reserva El Zapotal, se ha convertido en un reservorio de especies nativas en Chiapas. A lo largo de sus 80 años de creación también se ha mantenido (desde 1942) como un espacio de investigación y conservación de fauna local, además de impulsor de la reproducción de ejemplares.
La historia nos remonta varias décadas atrás. Preparar a los animales (en taxidermia) fue uno de los primeros propósitos. La idea pasó de tener un museo a convertirse en un lugar que hoy alberga a mil 400 ejemplares.
Domicilios de antaño
Las instalaciones de la rectoría de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) y el parque Madero fueron dos de los sitios por donde pasó aquel zoológico. El material reciclado ayudó a edificar el proyecto. Fue hasta 1980 que el proyecto de don Miguel Álvarez del Toro se consolidó en la reserva El Zapotal.
Carlos Alberto Guichard Romero, director operativo del zoológico, recordó que la exhibición de los animales vivos comenzó en 1943; desde entonces el lugar ha jugado un papel fundamental para conservar al cocodrilo de pantano, los tapires, pavones o quetzales. La aportación que también ha hecho el personal que labora en el inmueble se extiende a la parte de educación ambiental.
Cronológicamente los cambios han sido sustanciales: primero fue un museo, después el proyecto se transformó a un zoológico, evolucionó a un instituto y hoy toda la estrategia está convertida en la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn).
Todas las tareas que se han realizado a favor de la conservación, gracias a las personas que se formaron con don Miguel Álvarez del Toro, han sido importante para que esa información pusiera a Chiapas, a pesar de los problemas que aún enfrenta, como una entidad pionera en el trabajo con la fauna silvestre.
Ocho décadas, otro aniversario
A lo largo del mes de octubre al interior del ZooMAT se han realizado una serie de actividades que consistieron en la convivencia con el público los sábados y domingos a través de exposiciones e intercambio de información del museo cocodrilo y de otras especies como serpientes y aves, además de conferencias y presentaciones de resultados en la actual administración.
Al trabajar con la fauna silvestre de Chiapas, las personas que laboran en este espacio también han realizado acciones para el manejo y reproducción de los animales. El apareamiento se ha hecho con los cocodrilos, pericos, loros, guacamayos, así como con los jaguares, ocelotes, pumas y tigrillos.
Paseo obligado
Además de la conservación e investigación como ejes centrales, este recinto con el paso de los años se ha convertido en un refugio de ejemplares que ahora están en exhibición y disponibles para que la población los observe. En un año, en promedio, entre 400 y 450 mil visitantes acuden a disfrutar de esas bellezas naturales.
En 1943 este lugar apenas contaba con 20 individuos de 12 especies diferentes; hoy son 180 distintas con mil 400 animales, variedad que le ha permitido tener un reconocimiento internacional por estar en un espacio natural y que todos los ejemplares son de alguna de las regiones de Chiapas.
Otros trabajos
El personal también ha realizado intervenciones considerables con los animales más longevos, sobre todo para cuidar el espacio en el que viven, la alimentación y hasta la salud, eso les ha permitido incrementar las expectativas de vida en relación a lo que pueden tener en condiciones naturales.
“Balam” es un ejemplo de lo anterior. Es una hembra jaguar que llegó muy delgada, en condiciones de abandono; con este ejemplar se aplicó una dieta especial y se atendió el problema que tenía en la cadera y la dentadura. Hoy tiene 21 años.
El zopilote rey tiene 40 años, mientras que el quetzal puede vivir unos 25 años como máximo en su sitio natural, sin embargo, en el zoológico hay una hembra con 26 años cumplidos. Así existen más animales que han sobrepasado las expectativas de vida.
Límite en especies
Por ahora el ZooMAT cuenta con un plan de colección, que incluye 220 especies diferentes, esas representan los distintos grupos de fauna. Dentro de este número hay capacidad para alojar entre 160 y 190, en ese margen giran las actividades para los que están en exhibición y no se puede incrementar el número.
Visitar este lugar siempre genera sensaciones, tomando en cuenta las diferentes salas con las que cuenta, debido a que las personas se pueden encontrar alguna novedad sobre los ejemplares.
Lo que pocas veces se dice
El Zoológico Regional “Miguel Álvarez del Toro” ha vivido algunos episodios de tensión que, con el paso de los años, se convirtieron en anécdotas. Por ejemplo, el biólogo Guichard Romero comentó que en 1980, en un día lunes (que estaba cerrado al público), por un mal manejo de la persona que estaba atendiendo al jaguar y que dejó abierta la jaula principal, el animal salió.
El trabajador, relató, bajó corriendo hacia las oficinas y gritó que el ejemplar se había escapado. Para eso se aplicó el protocolo que tienen: en aquellos años llevaron rifles con anestesia y hasta un arma de fuego en caso de que se presentara una situación de riesgo inminente, pero nunca se usó.
El animal estaba durmiendo en su recinto, en una de las casas de piedra. Solo caminó como 300 metros, se dio la vuelta y regreso a la jaula. Otra fuga también se dio con un jaguar negro, sin embargo, tampoco hubo riesgo para el personal. Hoy el zoológico ha cumplido 80 años de mantener vivas a las especies que distinguen a Chiapas en todo el mundo.