Hace 20 años se jugaban apenas seis minutos del duelo entre el Inter de Milán y la Lazio por la Copa de Italia.
En el Inter jugaban tipos de la clase de Angelo Peruzzi en la portería. Laurent Blanc, Iván Córdoba y Christian Panucci en la defensa; Clarence Seedorf y Roberto Baggio en el medio campo. Adrian Mutu en la delantera.
En la banca
Desde la banca del Inter, Ronaldo Nazario espera el momento de entrar.
Venía de recuperarse de una larga lesión. Marcelo Lippi solo lo utilizaría si era verdaderamente necesario.
Al minuto 58, metió a Ronaldo. Inter perdía 2-1, Nedved y Simeone le habían dado la vuelta al fin tempranero de Seedorf.
No habían pasado más de siete minutos cuando el “Fenómeno” tomó la pelota para encarar a Couto, el único que se interponía entre él y la portería de la Lazio.
La gente se emocionó, se puso de pie, gritaba enloquecida pero el grito que más se oyó fue el del brasileño.
Quiso hacer una bicicleta, una finta, puso el balón en su lado izquierdo, pisó con fuerza con su pierna derecha el césped y de inmediato su rodilla se quebró.
Se rompió el tendón rotuliano. Lazio ganó aquella final. Un año después, Ronaldo Nazario de Lima volvió a las canchas, pero ya nunca fue lo mismo.