Álvaro Ortiz recargó su confianza ahora que es campeón en el PGA Tour Latinoamérica. El tapatío, después de un año complicado, apunta al Korn Ferry Tour, antesala de la máxima categoría. Su victoria en el Abierto Mexicano de Golf lo elevó a la cima en la presente campaña, un paso más en busca de acompañar a su hermano, Carlos, en el mejor circuito del mundo.
2020 retrasó su crecimiento, debido a que —cuando apenas comenzaba su carrera— la pandemia complicó el rendimiento deportivo. “Fue un poco jodido, para ser honesto, porque nos rompió el ritmo, nos frenó y —en el Golf— es muy importante tener un conjunto de emociones cada semana, porque en los torneos retomas nuevas sensaciones en tu juego. Entonces, el covid-19 nos detuvo y fue muy difícil volver”, dijo Ortiz
Después de jugar el Masters de Augusta como amateur, el tapatío recibió invitaciones a eventos del PGA Tour pero no pasó cortes. Al mexicano le tocó empezar desde abajo, en Latinoamérica, e ir escalando. Cuando arrancó la competencia, todo se detuvo y no jugó durante seis meses.
“Creo que puedo hablar por cualquier jugador profesional que está empezando su carrera, y es muy difícil hacerlo sin el apoyo de tu equipo de trabajo y familia. Probablemente sin ellos, muchos ya hubiéramos tirado la toalla. Su respaldo y su constante motivación es lo que nos hace continuar y es nuestra gasolina”, afirmó.
Desde que regresó a la actividad, el tapatío sumó dos Top-10 y solo no pasó el corte en un par de ocasiones, en los siete torneos que disputó previo a su victoria en Mazatlán. Cuando se presentó al Abierto Mexicano, prometió quedarse con el trofeo y cumplió; un logro que necesitaba para escalar. “Uno busca consolidarse en Latinoamérica y ascender al Korn Ferry Tour”, comentó.