Los apodos en esta disciplina, tan importantes como los guantes, describen la personalidad, cualidades y origen de boxeadores y boxeadoras. En el pasado era común llamarlos “Kid” (niño), de donde derivaron “Kid Azteca”, “Kid Chocolate” y “Kid Rapidez”.
El apodo suele imponer respeto, y más cuando los portadores se lo toman como parte de su personalidad. Raúl “Ratón” Macías fue bautizado así por su baja estatura y la manera tan veloz de moverse sobre el ring. Al cubano-mexicano José Ángel Nápoles lo bautizaron como “Mantequilla” por su Box fino y la manera tan elegante en que hacía que los golpes de sus rivales se le resbalaran.
A Rubén Olivares le pusieron “El Púas” por lo rebelde de su cabello. “El Dado” fue como llamaron a Alfonso Zamora, por su corta estatura. Mientras que a Carlos Zárate le pusieron “El Cañas” por lo largo y delgado de sus piernas. Juan Manuel “Dinamita” Márquez hace referencia al poder de sus nudillos. Igual que Roberto “Manos de Piedra” Durán o Mike “Iron Man” Tyson.
También por la guardia, como José Luis “Zurdo” Ramírez, o por la calidad de su Boxeo, en el caso de Ricardo “Finito” López y Miguel “Maestro” Canto. Otros imponen respeto, como Marco Antonio “Cara de Niño Asesino” Barrera. Erik “Terrible” Morales; Judith “Peligrosa” Rodríguez, Estrella “Chacala” Valverde e Isaac “Pitbull” Cruz.
También existen los tiernos, como Julio “Pollito” Ceja, Ramón “Inocente” Álvarez y Ricardo “Pajarito” Moreno. David “Macetón” Cabrera fue un caso especial en el Boxeo. Nacido en Juchitán, Oaxaca, de niño emigró a la Ciudad de México, donde al crecer se convirtió en miembro de la policía como motociclista. En 1968 se impactó con un camión y le quedó rígida la pierna derecha.
Por su rostro duro, y su fuerza en las manos, tenía un gran poder de puños. Le recomendaron dedicarse al pugilismo y fue apodado “Macetón” por el poder de sus puños y la manera en que arrastraba la pierna derecha.