Atenea, la diosa de los encordados

La Lucha Libre en México está por cumplir 90 años de existencia. En Chiapas tiene un poco menos, y fue entre los años 70 y 80 cuando comenzaron a figurar las mujeres arriba de un ring, mostrando sus cualidades a una afición en su totalidad masculina, en un deporte hasta ese entonces exclusivo para hombres.

Hoy en día, si bien hay una gran cantidad de personajes femeninos en los encordados, la proyección, la igualdad y sobre todo el respeto siguen costándoles a ellas, quienes llevadas por una pasión buscan ganarse a base de azotes un lugar en la historia de esta disciplina.

“Realmente no quería ser luchadora. Mi papá es réferi y cuando él me llevaba a las funciones a mí me encantaba ver los trajes, las presentaciones de los luchadores, todo. Incluso, él me preguntaba si quería ser luchadora y siempre le respondía que no me gustaba por el hecho de andar golpeada todo el tiempo”, comentó.

“Pero llegó el momento en que me metí a entrenar Lucha olímpica como tal. Después abrieron un grupo de practicantes de donde salió una nueva generación de luchadores en Costa Rica y entré. Me dijeron que probara durante un mes; si no me gustaba, me salía, pero me gustó y aquí estoy. Aunque realmente es un deporte bastante duro y rudo, cuando se hace con pasión se soporta de todo”, dice Atenea, gladiadora que hoy en día cautiva al publico con su técnica y su valor.

Si para las luchadoras mexicanas ha resultado complicado llegar a ser respetadas, para la costarricense lo ha sido más, pues en su país natal el nivel luchístico es totalmente diferente al de México, además de los estigmas que se llegan a enfrentar cuando personajes de otros países “invaden” el territorio local. Pero para Atenea, el mayor temor no esta relacionado con la aceptación de sus colegas de profesión.

“Me daba más miedo que siendo extranjera la afición no me aceptara y que dijera ‘ay, no, mejor esa que se regrese a su país’. El machismo del que se habla en este deporte y en México, la verdad no me dio miedo”, aseguró.

En este aspecto, dejó en claro que, pese a la igualdad que se ha logrado en los últimos años, en Chiapas todavía son pocas las mujeres que tienen un espacio, pero ve un crecimiento a futuro. “Somos contadas, realmente. Cuando llegué había pocas luchas de mujeres. A razón de que llego, nos comienzan a tomar en cuenta y nos programaron. Como gustó, las programaciones fueron mayores y eso es algo muy padre, que nos tomen en cuenta”, señaló.

El camino todavía es largo para las gladiadoras en la entidad, pues además de llenarles el ojo a los promotores, también han tenido que lidiar con los celos de los varones y la exigencia de un sector del público que no ve con buenos ojos su presencia en el ring.

En el caso de Atenea, sus raíces ligadas a la Lucha Libre han hecho de ella una mujer auténticamente “luchona”, pues a la par de realizar sus labores hogareñas, trabaja y además dedica dos horas diarias a su entrenamiento deportivo.