Sobrio, sencillo y siempre amable, Víctor Alfonso Cáceres Hernández convivió con los comunicadores más importantes de su estado natal, en un desayuno de cortesía en el que surgieron anécdotas y un emotivo recuento de su ascenso en la Liga MX.
El nazareno tomó unos días de su descanso tras concluir actividades, reconociendo que su crecimiento se ha dado paulatinamente, logrando en el 2023 ser árbitro internacional con gafete FIFA, mismo que lo hace soñar con un Mundial.
“Es un sueño”, expresa cuando se le pregunta sobre la posibilidad de pitar en un mundial, pero es consciente que se requiere un proceso para ser un candidato a este logro, quizás no en el del 2026, sino para el 2030.
El arquitecto de profesión —egresado de la Unach— dijo que ahora su primer objetivo es consolidarse como un árbitro confiable para la comisión y estar pitando regularmente, por lo que ha sido una gran motivación estar en la reciente final de ida entre América y Monterrey, hecho que lo puso en la historia del arbitraje en el estado.
“En un inicio no sabía que era el primer árbitro central (chiapaneco) que participaba en Liga MX y me llenó de gusto, compromiso y responsabilidad para mi carrera. Y efectivamente, no había llegado alguien a arbitrar una final. Eso me hace sentir orgulloso y agradecido por todo lo que está pasando en mi vida y en mi carrera, y con la responsabilidad de seguir manteniendo ese nivel en el máximo circuito con los mejores árbitros de México”, compartió.
Presente y futuro
Recordó que como árbitro aprendió mucho de los silbantes más experimentados que se mantienen pitando en Liga MX, en principio como cuarto oficial y ahora en busca de estar en los juegos más importantes de cada jornada. En este mismo sentido, reconoció que César Ramos Palazuelos, Marco Ortiz y Adonaí Escobedo son sin duda de los mejores nazarenos en la liga mexicana, pero con quienes compite para dar las mejores actuaciones.
Víctor Alfonso sabe que el juego está lleno de polémica y a él le tocó una decisión difícil en un Pumas contra América, pero de eso aprendió. Agrega que la Comisión de Árbitros le recomienda no exponerse a la crítica, tratando de no comprometerse en sus comentarios con los medios de comunicación, si bien sabe que hoy día muchos exárbitros analizan su desempeño en programas televisivos de gran audiencia, por lo que ha tenido la madurez de escuchar y tratara de sacar lo mejor de la crítica, si bien es la comisión la que califica su desempeño.
“Es inevitable no saber lo que comentan nuestros compañeros exárbitros, y creo que esa parte debe ser muy objetiva cuando le prestas atención a algún compañero”, comentó.
Inspiración para más
Al recordar su despegue como silbante, destacó que lo más difícil fue salir de su zona de confort para poder crecer, y gracias a su fuerte convicción ha luchado por su sueño para adaptarse y responder a las exigencias de la Liga MX.
Su crecimiento —recuerda— fue con la llegada del equipo Jaguares de Chiapas, pues le tocaba pitar juego de la categoría sub-20, pero cuando el club desapareció recibió la invitación a ir a la Ciudad de México.
Aunque estuvo en su mente la idea de regresar a casa, no se dejó llevar por la nostalgia de no ver a su familia, aunque ahora cuenta con el apoyo de su esposa e hijos. Por lo mismo, invitó a los nuevos silbantes a no desistir y construir su carrera a través de la delegación local de la FMF.
“Mi testimonio podría servirle a muchos de ellos porque empecé desde el amateur”, mencionó el nazareno, quien agradeció a la familia Sánchez Peña por invitarlo a ser árbitro, así como a su padre, Eliezer, quien también le puso el ejemplo de cómo se desarrolla esta profesión.