Desde la Tribuna

Lo que nos dejó la final del Apertura 2023, Al final, más allá de toda posible polémica, se coronó el equipo que más lo merecía. América obtiene su estrella 14 en una final que deja mucho por analizar.

Cuestión de tiempo

El Ame había estado tan cerca por tanto tiempo que la 14 iba a llegar tarde o temprano. En el Futbol mexicano cuando tienes un proyecto serio, exigencias altas y, sobre todo, inversión importante, lo más probable es que los títulos lleguen.

Las Águilas habían cambiado de DT varias veces pero no de director deportivo; Santiago Baños se quedó pese a las críticas de sus propios aficionados y terminó armando un verdadero equipazo. La diferencia en la dirección técnica fue que Jardine supo cómo jugar una Liguilla, lo cual no pudieron Solari ni Ortiz. Los tres habían hecho al Ame superlíder, pero en Coapa solo los títulos importan y por eso ellos se fueron y el brasileño entendió a la perfección lo que tenía que hacer.

Mucho tiene que ver, eso sí, los refuerzos. Fueron segundos y semifinalistas el torneo pasado… ¿qué hicieron el verano? Comprar al mejor jugador de la liga en Julián Quiñones y a un lateral mundialista como Kevin Álvarez.

La plantilla es absurdamente talentosa, incluso comparada con otro de los millonarios de la liga como Tigres. Se dieron el lujo de dejar en la banca al propio Álvarez, a “Cabecita” y a Richard Sánchez, quienes anotaron en tiempo extra, o de plano no utilizar a Brian Rodríguez, quien estaba teniendo un gran torneo y regresó a tiempo.

La UANL dependía mucho de genialidades de Gignac o Córdova, o bien de Nahuel, cosa que no pasaba con los Azulcremas.

Los héroes

Quién iba a decir que Miguel Layún se convertiría en uno de los ídolos del Americanismo. Sus últimos partidos fueron vitales para conseguir su tercer título con las Águilas, cuarto en total en Liga MX. Se retira en la cima.

Diego Valdés tal vez fue el mejor de todo el torneo, pero no estuvo solo: Julián Quiñones termina como el único, junto a Brunetta, con al menos cinco goles y cinco asistencias; Henry Martín calla las críticas y regresa de su lesión para ser figura; Zendejas suplió bien a Brian, mientras “Cabecita” terminó con siete goles, casi todos desde la banca.

Malagón se afianzó en la portería y se une a los Ríos, Ochoa y Muñoz como porteros mexicanos campeones con el América; Lichnovsky se corona bicampeón siendo clave en la central junto a Cáceres; Fidalgo y Jona fueron una genial dupla en la media; y sobre todo fue Jardine, quien no era la primera opción y llegó dos semanas antes, quien logró llevar a este equipo a uno de los torneos más dominantes en torneos cortos.

El punto de quiebre

Hasta el minuto 80 de la vuelta toda la final había sido bastante pareja, con aproximaciones de Tigres (el cabezazo de Gignac, el travesaño de Carioca) y de América (la falla de Quiñones, el atajadón de Nahuel) por igual.

Ahí es cuando el Azteca hizo su trabajo, para quien diga que no pesa, y un jovencito terminó por dar al traste las chances del bicampeonato felino. El manotazo de Fulgencio, si bien es provocado por Quiñones, quien se tira al piso como 10 minutos después, es de roja clara. No por ser muy fuerte, sino por ser una agresión sin balón, la cual siempre será roja por más que lo hayan provocado y que el rival haya exagerado.

Después vinieron la serie de errores de los visitantes: el osote de Reyes que dejó solo a Quiñones para el primer gol, la estupidez de Nahuel en salir y hacerse expulsar (y después reclamar sin sentido por 10 minutos), dejar pasar solo a Richard Sánchez para el segundo que finiquitó todo, y después el tercero de “Cabecita”que hace ver como si fue una victoria aplastante y no un partido cerrado y definido por momentos puntuales.

Tigres se achicó, otra vez, y América aprovechó. El mejor del torneo tiene su merecido premio.

Felicidades, “wilos”, ahora festejen entre ustedes y déjennos a los demás en paz.

¡Hasta la próxima!

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