Lo que nos dejó la Ronda Comodín, Qué maravilloso fin de semana de NFL que vio a Dallas, Pittsburgh y Filadelfia obtener sus boletos… para sus vacaciones en Cancún.
Redención
El domingo se enfrentarán dos mariscales que, aunque sus estilos sean distintos, sus historias son muy parecidas. En 2016, los Carneros subieron en el draft para tomar a Jared Goff. Dos años después, los Cafés que venían de un 0-16 tomaron a Baker Mayfield. Ambos pasadores llegaron como las primeras selecciones globales, y a equipos con años de irrelevancia y fracasos.
Goff llevó a Los Ángeles a su primera postemporada en 13 años, y después a su primer Super Bowl en 17, donde perdió y solo logró anotar tres puntos. Mayfield lideró a Cleveland a su primera postemporada en 18 años, su primer triunfo ahí en 26, y de visita ante los Acereros.
Sin embargo, ambos equipos pensaron que estos mariscales no eran suficientemente buenos para el siguiente paso, y les dieron las gracias pese al éxito que habían tenido. Jared se fue en 2021 a unos Leones que eran un desastre, mientras Baker llegó, el año siguiente, al peor equipo de la NFL en años recientes: las Panteras. El remplazo de Goff tuvo éxito inmediato: Stafford los hizo campeones en su primer año. El remplazo de Mayfield… fue alguien con 24 demandas en contra por abuso sexual y que no había jugado en casi dos años.
Este fin, ambos hicieron historia. Goff le dio a Detroit su primer título divisional en 30 años, y su primera victoria en postemporada en 32, y todo precisamente ante su antiguo equipo y el mariscal por el que lo desecharon: los Carneros y Matt Stafford.
Mayfield tenía la imposible labor de suplir al GOAT Tom Brady en el equipo con peor situación salarial de la liga. Eliminó a las campeonas reinantes de la NFC, las Águilas, en un partido casi perfecto, y se unió al propio Brady, Montana, Manning y Favre como los únicos mariscales en ganar en postemporada con dos equipos distintos.
Este domingo, Leones y Bucaneros irán por un boleto al campeonato de conferencia, pero Goff y Mayfield ya se redimieron y de paso le dieron un cachetadón a los equipos que los desecharon.
Ya no, Dallas, ya no te creo
Les permito reírse de mí porque pensé que este por fin sería el año de los Vaqueros. No de ser campeones, obvio, sino de romper su racha de ya 28 años sin estar entre los mejores cuatro. Todo estaba puesto: la debacle de Filadelfia les dio el sembrado #2 y la oportunidad de jugar en casa, donde habían ganado 16 veces seguidas.
El rival: el equipo más joven en postemporada en 50 años (literal) y un mariscal debutante. El resultado: un humillante, vergonzoso, inaudito 48-16 (las dos anotaciones al final para hacer el marcador más honroso no cuentan).
Prescott jugó horrible, sí, pero la defensiva, que pensamos sería la mejor de la liga, permitió “touchdowns” en seis de siete series de Green Bay.
La buena, amigos Vaqueros, es que les tengo la solución: el monje. Con Mike McCarthy no llegarán más que a otra derrota humillante (como en los últimos tres años), y si Bill Belichick está disponible, ve por él.
Yo sé que no terminó bien en Nueva Inglaterra, pero el problema no era Belichick el entrenador, sino Belichick el manager. En Dallas nadie está por encima de Jerry Jones, y el talento a ambos lados del ovoide ya lo tienen. Un entrenador con ocho anillos de campeón y a 15 victorias de ser el más ganador de la historia está a tu disposición, y es la única solución. De otra forma, no vuelvo, en mi vida, a confiar en los Vaqueros.
Oportunidad de oro
Algunos consideran la rivalidad Mahomes-Allen como el Brady-Manning de hoy. La cuestión es que, a inicios de siglo, un mariscal tenía los anillos y el otro los MVP, aunque ambos terminaron ganando todo.
En este caso es solo uno quien tiene los títulos y los MVP, mientras Josh Allen sigue en ceros. Este domingo tiene la inmejorable chance de por fin superar a su némesis tras caer las primeras dos veces, y esta vez en su casa. Es ahora o nunca, Buffalo.
¡Hasta la próxima!
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