Desde la Tribuna

Conclusiones del Campeonato de Conferencia, Y bueno, el Super Bowl que no emociona a nadie está aquí. Muchos queríamos ver a Detroit por primera vez jugando por el título y negábamos tener que chutarnos a Kansas City por cuarta vez en cinco años. Pero aquí estamos, y serán los Jefes ante los 49ers por el Vince Lombardi. Antes de hablar de los que llegaron al súper domingo, hay que hablar de los que se quedaron en el camino.

Es inevitable

Parecía que este era el año de Lamar Jackson. Por fin tuvo un buen partido en postemporada, los Cuervos terminaron con el mejor récord de la liga y aplastando a rivales casi en cada partido.

Pero otra vez se quedaron cortos cuando más importa. Otra vez (por cuarta ocasión seguida), su cifra más baja de puntos fue en “playoffs”. Otra vez se olvidaron de su fortaleza, y solo corrieron (con sus corredores) seis veces. Y otra vez los errores fueron la diferencia, con dos pérdidas justo cuando iban a anotar.

Mahomes parece inevitable, pero cuando te haces chiquito cada año ya no habla tanto del rival sino de ti. Y eso es Baltimore, un equipo “pecho frío”.

Historia de dos mitades

La temporada de los Leones no podría ser más agridulce. Fue su más exitosa en, básicamente, seis décadas, logrando superar o empatar su marca de triunfos en postemporada y en temporada regular.

Llegar al Campeonato de Conferencia fue más de lo que esperaban, y sin embargo sabían que esta era su única chance de llegar a un Super Bowl, siendo la única franquicia de la NFC que nunca lo ha hecho. Y tras la primera mitad, parecía que harían la hazaña, terminando 17 puntos arriba de un equipo no acostumbrado a venir de atrás.

Pero apenas comenzó el tercer cuarto y todo lo que podía salir mal, salió mal: SF consigue gol de campo, Detroit falla conversión en cuarto “down” en vez de ir por tres (un pase que pega en las manos de Reynolds y deja caer), Purdy completa increíblemente un pase que era intercepción, SF anota, Gibbs suelta el balón, SF anota otra vez: partido empatado y todo en cuestión de ocho minutos.

Los Leones vivieron por la espada y murieron por la espada. Llegaron a donde llegaron gracias a la agresividad de Dan Campbell, su entrenador en jefe, y cayeron gracias a la agresividad de Dan Campbell. Si hubieran ido por el gol de campo en alguna de las dos veces que decidieron jugársela en cuarta, el partido se habría ido a tiempo extra muy seguramente, y perdieron justo por tres.

Es una línea muy delgada entre “traicionar” tu esencia y simplemente cegarse a lo que está pasando. En el Futbol, por ejemplo, un equipo que ataca no necesariamente va a seguir igual si está ganando 4-0, y no está traicionando su identidad sino leyendo la situación, lo cual creo le faltó a Campbell.

Nunca puedes asegurar que un equipo volverá a donde llegó antes. Marino y Rodgers, por ejemplo, llegaron muy jóvenes a un Super Bowl, y jugaron 28 años entre los dos sin poder volver. La buena para Detroit es que Ben Johnson, su genio coordinador ofensivo, se quedará en vez de irse a probar como entrenador en jefe, pero es poco consuelo para un equipo que llegó más lejos que nunca, y aun así terminan con el corazón roto.

¿Gracias pero no, gracias?

Solo quedan dos puestos de entrenador disponibles, y ninguno es necesariamente muy vistoso. Seattle, con buen talento joven pero con Geno Smith como mariscal, y Washington, un equipo en total reconstrucción.

En otras palabras, solo le quedan dos balas a Belichick para seguir entrenando. Qué vergonzoso sería que, tras ganar ocho anillos y entrenar sin descanso por casi 50 años, ningún equipo esté interesado en sus servicios.

La cuestión es que Bill Belichick tal vez ya quedó en el pasado. Él propone lo que ya ha hecho, mas no lo que hará en el futuro, y franquicias como Dallas y Filadelfia prefirieron quedarse con sus HC que ir tras él, mientras Atlanta lo entrevistó pero se quedó con Raheem Morris.

A sus casi 72 años, las opciones se terminan para el coach más campeón de la historia. ¡Hasta la próxima!

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