Desde la Tribuna

Son mejores, Que si el Jimmy, que si Ochoa, que si Santi, que si lo que ustedes me digan. Hoy, tras siete partidos sin ganarles (marca histórica) y casi cinco años, es imposible no aceptarlo: la selección gringa es mejor que la nuestra.

Lo innegable

Me rehusé a aceptarlo en 2021, cuando nos ganaron la Nations League, la Copa Oro y hasta en eliminatorias. ¿Mala racha? Sin duda. ¿Habían mejorado un montón tras quedarse sin mundial? Era evidente. Pero aún pensaba que eventualmente ganaríamos y se equilibraría el balance.

Hoy, siete partidos, cinco derrotas y dos empates después, con sus tres trofeos de Nations League y su pase a octavos en Catar, y con su XI inicial con el cien por ciento de jugadores en Europa, no hay forma de darle la vuelta: Estados Unidos es el gigante del área, y la tendencia es cada vez más preocupante.

Lo importante

La afición se fija mucho en detalles en vez de ver el panorama general. Muchos están cansados de Ochoa y esperan cada error para matarlo. El domingo tuvo dos grandes atajadas, y recibió dos goles que, para muchos, fueron error suyo, pero para mí simplemente fueron golazos en los que vio tarde la pelota. ¿Estaríamos mejor con Malagón? No lo creo, pero al menos esa es “la esperanza”. ¿Habría cambiado algo el domingo? Vaya, díganme una sola jugada de peligro de los pavorreales. ¡Una!

Sin importar qué portero estuviera, o incluso si Santi hubiera sido titular, la historia es la misma. La narrativa ve a Ochoa o Henry como los villanos y piensa que Malagón y Giménez son los salvadores, pero este problema es de fondo y va más allá de uno o dos elementos.

Esas son malas noticias, ya que esto no se arregla con que a la próxima haya un cambio en la alineación y porque nuestra brecha con los gringos es cada vez mayor, ni qué decir varios de los equipos que vendrán en verano a la Copa América.

Ellos tienen a cada vez más jugadores en Europa (el domingo los 16 que jugaron están, todos, en el Viejo Continente) mientras nosotros cada vez exportamos menos e importamos más (recientemente han regresado Arteaga, Carrillo, “Tecatito”, Láinez, Marcelo, Guardado y próximamente Jorge Sánchez, mientras solo se fue, a la fuerza, Luis Chávez). Antes, cuando nos ganaban los gringos, era por su físico, por lo mental y/o por el frío de Columbus. Hoy, por primera vez, también tienen un equipo más talentoso, algo que era inimaginable.

Lo que debe pasar

El cambio más importante no es en la portería o en la delantera: es en la dirección técnica. No tengo nada contra Lozano ni es que sea imperdonable no ganar este torneo pedorro, pero hay que darnos cuenta de algo.

En dos años y cachito vendrá tal vez el último mundial de nuestras vidas en México. Sí, la mayoría se jugará en el gabacho, pero al menos la selección tendría esa ventaja hasta los octavos de final, y sería cabeza de grupo, evitando a una potencia de inicio.

Es una oportunidad inmejorable de aprovechar y llegar más lejos en un mundial desde… la última vez que fuimos locales, pero hoy se ve muy lejano. Desafortunadamente nuestra generación es la más floja en muchísimo tiempo, por lo menos en más de 20 años, y no es como que saldrá un Ronaldinho de las filas de Juárez de aquí al mundial.

Con tan poco talento, nuestra meta debería ser tener a un entrenador que saque agua de las piedras, alguien más experimentado y capacitado para la enorme tarea que es una Copa del Mundo, con esa presión extra de ser anfitrión.

Con todo respeto, pero “Jimmy” llegó de rebote, con la única experiencia de los Juegos Olímpicos y fracasos en Querétaro y Necaxa. Quieren que sea un Scaloni 2.0, cuando lo que hoy necesitamos es un Almada, Jardine, o alguien de aún mayor cartel.

No estoy confiado en Lozano con una tarea tan grande, y me da miedo que una Copa América mediana (cuartos de final, eliminados por Argentina) lo termine ratificando y no habrá nada importante que lo ponga en peligro en dos años.

Nuestros problemas son de fondo, y casi imposibles de arreglar.

¡Hasta la próxima!

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