España, justo campeón, Pocas veces se ve tal dominio de un conjunto de principio a fin. Esta Euro nos quedó a deber, pero al menos el mejor equipo se llevó el trofeo.
Dominio total
No solo España ganó siete de siete partidos en su camino al título, algo que no se veía desde Brasil en el mundial 2002, o nunca de los nunca en la Euro (lo más cercano eran cinco de cinco de Francia hace 40 años), sino que lo hizo venciendo en su camino a cuatro campeones (y un subcampeón) del mundo. Le dieron un baile a Croacia; vencieron sufridamente pero con justicia a Italia; pasaron sin problemas sobre Albania y Georgia; fueron mejores sobre el local y favorito Alemania; le dieron la vuelta y dominaron a Francia; y fueron el equipo que propuso y mereció más en la final ante Inglaterra. Algo totalmente insólito e inigualable en cualquier torneo importante.
Lo más impresionante de todo es que podemos asegurar que los españoles tenían menos figuras de renombre que sus últimos tres rivales, y fueron claramente mejores que todos ellos. Ni un solo jugador actual sería titular en la España 2008-2012, y sin embargo lograron un nivel similar y hasta superior. El gran “culpable” se llama Luis de la Fuente, un DT que nunca dirigió en clubes pero que conocía a la mayoría de sus futbolistas tras haberlos dirigido en categorías inferiores.
De perfil bajo y muy serio, De la Fuente revolucionó la esencia española y creó un futbol mucho más vertical y peligroso, dando además, de lejos, el mejor espectáculo en este torneo. Una selección que estaba estancada en miles de pases inertes, lo cual les llevó a la ruina en los últimos dos mundiales, fue renovada por un hombre que, pese a ser duramente criticado por sus decisiones en plantilla (dejar fuera a Brahim, Isco o Aspas, haber llamado a Laporte, Cucurella, Le Normand o Nico Williams), y que en año y medio al frente ya levantó una Nations League y una Euro.
Su llegada fue cuestionada, pero hoy tiene a España en la cima de Europa y como gran candidata a llevarse el próximo mundial.
Los nombres
Y sí, hemos dicho hasta el cansancio que España no podía competir por talento, pero es que al parecer eso está sobrevalorado. Unai Simón terminó recibiendo solo tres goles de rivales en siete partidos. La dupla de franceses en la central estuvo a la altura, y hasta Nacho respondió cuando apareció. Qué decir de dos piezas indispensables, los laterales Marc Cucurella y Dani Carvajal (quienes algunos, incluso, piden para el Balón de Oro). El medio campo fue impecable, con Fabián Ruiz, Dani Olmo, Mikel Merino y el mejor jugador del torneo (según la UEFA): Rodri.
Adelante fueron los jovencitos de 16 y 21 años, Lamine Yamal y Nico Williams, ambos clave en los partidos más cruciales, acompañando al delantero centro y capitán, el siempre criticado Álvaro Morata.
En nombres no eran superiores a Francia, Inglaterra, Alemania o hasta Portugal, pero en funcionamiento sí estuvieron muy por encima. Después de dos Euros seguidas con campeones “sorpresa”, que lograron ganar más por inercia que por ser dominantes, da gusto ver que el mejor equipo se llevó el trofeo.
Ah, por cierto, se confirma también la supremacía de Europa del sur (que se han llevado las siete Euros de este milenio).
It’s —not— coming home
Ay, Inglaterra. Siempre nos quedaste a deber. Sí, llegaron a la final, pero siempre con drama y ante rivales muy inferiores como Eslovaquia (de milagro), Suiza (en penales) y Holanda (de último minuto). Tenían todo el talento en ataque, y decidían aburrir a rivales y espectadores por igual. Solo cuando se iban abajo es que mostraban su potencial; pero decidían volverlo a guardar en cuanto lograban empatar.
Ni Kane ni Bellingham aparecieron más que en destellos, y si bien Gareth Southgate es quien los llevó tan lejos (dos finales de Euro que nunca habían disputado), es también la razón principal de su fracaso. Lástima, pero su forma de jugar me impide sentirme mal por ellos. Sin duda, ganó el Futbol.
¡Hasta la próxima!
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