Dominick Emiliano Mendoza Argueta ha convertido su historia en un ejemplo de perseverancia y amor por el deporte. A su corta edad, ya carga con una trayectoria que habla de esfuerzo y constancia, marcada por momentos difíciles y al mismo tiempo llenos de ilusión. Su posición en la cancha, como mediocampista, refleja no solo su estilo de juego, sino también su personalidad: alguien dispuesto a colaborar, apoyar y sostener a sus compañeros cuando más lo necesitan.
Acumulando experiencias
El camino de Dominick en el Futbol inició poco después de la pandemia. Tras superar una etapa complicada de su vida, en la que enfrentó fracturas de clavícula, radio y cúbito, los médicos advirtieron que sus huesos eran frágiles y que debía reforzar su cuerpo con actividad física. Esa recomendación se convirtió en el punto de partida de un sueño, pues fue entonces cuando su familia decidió inscribirlo en este deporte que pronto se transformó en su mayor pasión.
Su primer equipo fue Cocodrilos FC, un club que lo recibió con los brazos abiertos y le permitió comenzar a formarse como jugador. Más tarde se unió a Atléticos del Grijalva, para seguir puliendo sus cualidades en el medio campo. Posteriormente llegó a Rojinegros, al mismo tiempo que vivía etapas con Chapulines y La 13 de Julio, conjunto en el que continúa. Desde hace un año también forma parte de León Filial, institución que le abrió las puertas y que lo llevó a experimentar uno de sus momentos más especiales.
Ese instante inolvidable sucedió hace apenas unas semanas, cuando viajó con su escuadra a un torneo en León, Guanajuato. No solo tuvo la oportunidad de disputar partidos importantes, sino que además conoció el estadio de La Fiera, experiencia que marcó un antes y un después en su motivación como futbolista. Entre los recuerdos más felices que guarda también está la final en la Liga Fut 7, ya que fueron subcampeón frente a Juventus, así como la Copa Chiapas Fut 7, en la que se quedaron a un paso del título contra Fénix.
Con metas claras
En todos los conjuntos en los que ha jugado ha mantenido la misma posición: mediocampista. Es en esa zona de la cancha donde se siente más cómodo, porque disfruta apoyar tanto en la recuperación del balón como en la creación de jugadas. Su visión, entrega y disposición lo convierten en un pilar que brinda equilibrio a sus equipos, demostrando que su lugar natural está en el corazón del terreno de juego.
Aunque todavía es un niño, Dominick tiene muy claros sus referentes. Cristiano Ronaldo y Jude Bellingham son las figuras que observa con admiración, aprendiendo de su disciplina, su técnica y su capacidad de liderazgo. Al igual que sus ídolos, sueña con convertirse en un futbolista reconocido, alguien que inspire y deje huella en el Futbol mexicano. Sin embargo, su visión de futuro no se limita únicamente al deporte: también desea convertirse en un gran veterinario, profesión que representa su amor por los animales y su nobleza.
Esta cualidad es precisamente lo que más lo caracteriza. Quienes lo conocen lo describen como un niño risueño, amable y con facilidad para hacer amigos. Dentro y fuera de la cancha mantiene la misma esencia: alguien que disfruta compartir, convivir y sonreír, transmitiendo alegría a todos los que lo rodean. El balón le ha enseñado disciplina, pero su corazón lo ha convertido en un elemento que juega con pasión y con bondad a la vez.
El camino de Dominick apenas comienza, pero ya ha mostrado que la fuerza de voluntad y el cariño por lo que se hace pueden superar cualquier obstáculo. Con cada entrenamiento fortalece su cuerpo y su espíritu; con cada partido alimenta sus sueños, y con cada sonrisa recuerda que el Futbol no solo se juega con los pies, también con el alma.