El portero mexicano que hizo cantar a Gardel

Fue el 19 de junio de 1930. Lejos, muy lejos de su natal Sonora… Ese día, el joven Óscar Bonfiglio, haría cantar a Carlos Gardel en el vestidor mexicano, solo por parar un tiro de pénalti, el primero detenido en una Copa del Mundo. Bonfiglio era el mejor portero de México en esa época, “y era curioso, porque en Sonora no se daban los futbolistas en esa época, era algo raro”, recuerda Óscar Bonfiglio, nieto del arquero que hizo cantar a Gardel.

Bonfiglio, el nieto, es actor. Con más de 45 años de carrera, ha hecho de todo en el medio artístico: cine, teatro, telenovelas y hasta trabajos de doblaje. Aunque ha escrito su propia historia, alejado del deporte, se enorgullece cada vez que habla de su abuelo, el general, “porque llegó a ser general de división”, además de una especie de mecenas del Futbol mexicano en una época romántica en la que había amor por el juego.

1930

La selección mexicana sufrió en ese Mundial, desde que viajó a la parte sur del continente. “Mi abuelo me contaba que llegaron muy cansados; (fue) una travesía muy tediosa. El viaje fue en barco a Panamá de ahí a Buenos Aires hasta llegar a Montevideo”, relata el nieto de Bonfiglio.

El equipo mexicano inició el Mundial perdiendo 4-1 ante Francia. Bonfiglio tuvo el no grato honor de ser el primer portero en recibir un gol en las Copas del Mundo. En el segundo juego se cayó 3-0 ante Chile, y se llegó al tercero, el 19 de julio. Hace ya 90 años.

México era goleado por Argentina y se marca un pénalti a favor de los sudamericanos. Fernando Paternoster, un defensa central al que llamaban “El Marqués”, tomó la pelota y se dispuso a fusilar el general Bonfiglio, quien detuvo el pénalti. Quizá no se le haya dado la trascendencia a esta acción. “Fue hasta 1970 cuando se detuvo otro pénalti en un Mundial, y ese fue Gordon Banks (portero inglés)”, indica el entrevistado.

Pero el momento más especial de esa tarde en Montevideo, en el estadio Centenario, llegó en los vestidores: “Alguien tocó en el vestuario mexicano, y entró un personaje internacionalmente conocido, que preguntó ‘¿dónde está el joven Bonfiglio?’. Mi abuelo levantó la mano y fue hacia él. ‘Déjeme felicitarlo porque le ha parado un pénalti a uno de los hombres más infalibles de la historia… Y déjeme darle un abrazo y complacerlo en lo que usted me pida. Pídame lo que quiera’”.

Ese hombre era nada más y nada menos que Carlos Gardel, el mejor cantante de tangos de la historia. Y qué fue lo que le pidió Óscar Bonfiglio a Gardel: “Cánteme una canción”. Y el artista le dedicó “El día que me quieras”. Don Oscar Bonfiglio nunca olvidaría ese momento.