En Japón no hay entusiasmo

Los Juegos Olímpicos de Tokio afrontan un ambiente enrarecido tras haber definido su formato “burbuja” y sin público de fuera, cuando se cumple un año desde que se fijaron las nuevas fechas del evento y a cuatro meses de su realización.

Los Juegos se celebrarán este verano en la capital nipona sin que el país permita la entrada de visitantes extranjeros, según anunció el comité organizador el pasado día 20, una decisión sin precedentes en la historia olímpica y que resolvía uno de los últimos interrogantes que quedaban pendientes en torno al evento.

Esta restricción, dirigida a evitar contagios del coronavirus, supondrá un importante golpe económico tanto para la organización como para Japón, además de restar colorido a las calles de la capital nipona y a las gradas durante las competiciones.

Estaba prevista la venta en taquilla de 8 millones de entradas, lo que aportaría unos 90 mil millones de yenes (695 millones de euros). Unas 600 mil fueron vendidas pero ahora deberán ser reembolsadas a sus compradores al no ser válidas para el evento.

Muchos japoneses consideran “difícil” la celebración del certamen y temen que pueda contribuir a la propagación del virus pese al cierre de fronteras para espectadores.

Los organizadores confían en que esa percepción vaya mejorando conforme se acerque la cita deportiva, para la que restan menos de cuatro meses, y con la programación de actos de “calentamiento” como el relevo de la antorcha, que arrancó la semana pasada.