Desde la Tribuna mundialista

Debut agridulce en Qatar

Comenzó ayer la aventura mundialista de México, donde 4 años y medio de tensión, dudas, críticas, éxitos y fracasos quedan atrás y solo importa lo que pase en tres partidos. El estadio 974, que se desmontará completamente una vez terminado el mundial, fue el escenario del México-Polonia, pero unas horas antes comenzó la actividad del grupo C.

Sorpresa árabe

Con 36 partidos sin perder, a uno solo del récord, llegó Argentina como la gran favorita al impresionante estadio Lusail, donde se jugará la gran final. El primer tiempo, la Albiceleste hizo lo que quiso, poniéndose al frente con un gol de penal de Messi (algo polémico) y con 3 goles anulados por fuera de juego, uno de ellos, por medio milímetro. El 2T parecía que sería un trámite, hasta que Arabia Saudita anotó dos golazos en sus únicos dos tiros a puerta del partido. Los argentinos se vieron en una situación poco común para ellos: en desventaja, y no pudieron contrarrestar la altísima presión, las constantes faltas (21) y la estrategia del fuera de lugar. Después de 3 años y 4 meses, Argentina vuelve a perder, ahora en el peor momento y ante el rival que parecía más fácil, pero que hoy es líder en solitario del grupo.

¿Y eso a nosotros qué?

Una vez se calmaron los ánimos, valía hacernos la pregunta si ello hacía la vida más fácil o difícil al Tri. Y, por lo menos para mí, es lo segundo. De todos modos Argentina iba a salir con todo este sábado 26, pero ahora lo hará con mucha más urgencia y desde el primer minuto.

Lo más complicado será el último duelo ante Arabia Saudita, que esperábamos llegara eliminada a ese juego y resulta que seguramente estará buscando su clasificación (o hasta pasar como primero), independientemente de lo que saquen ante Polonia. Eran dos duelos complicados que se han puesto aún más.

La única ventaja visible es que nos han dado un manual de cómo vencer a Argentina, pero deberíamos tirar por la borda la estrategia del “Tata”.

Tal como se esperaba

Entrando al juego del Tri, ya se sabía que los polacos estarían tirados atrás, aguantando, jugando al contragolpe y esperando una oportunidad para Lewandowski, y también que los mexicanos serían quienes tengan la posesión e iniciativa, pero sin mucha idea de cómo atacar. Y así fue.

Los once de verde

Después de mucha especulación, Martino decidió usar a la misma línea de cuatro de siempre, con los tres rayados (Gallardo, Montes, Moreno) más Sánchez. Una de las sorpresas fue en el medio campo, con Herrera y Edson, veteranos con experiencia en Europa y en mundial, acompañando al joven Luis Chávez, del campeón Pachuca.

Ya era un hecho también que Chucky y Alexis estarían como extremos, incluso intercambiando bandas en algún punto, pero el centro delantero no fue Raúl ni Funes Mori, sino Henry Martín.

El 9 americanista aprendió que no es lo mismo jugar en el superlíder de México ante el Querétaro y el Puebla que en una Copa del Mundo ante Polonia, mucho menos si el equipo no genera oportunidades y el rival tiene la intención de no dejarte hacer nada.

El momento clave

Los primeros 45 minutos se fueron volando, dejando solo dos de compensación, la cifra más corta de este mundial. Fuera de un choque de cabezas en el área mexicana, y algunos tiros esperanzados de “Chucky” y Vega, hubo poco que destacar, con un México ligeramente más peligroso, pero Polonia jugando exactamente como quería.

Fue hasta el minuto 60 que llegó la jugada del encuentro, tras un penal muy rigorista dado a los polacos gracias al jalón de camiseta de Moreno a Lewandowski. El bombardero, que ha destrozado la Bundesliga, la Champions y La Liga, sigue en deuda con su selección. Se fue de Rusia 2018 como último de grupo y sin un solo gol.

Esta pena máxima era su momento de compensar… pero apareció Memo Ochoa. El arquero mexicano se crece en los mundiales, y detuvo el primer penal para México en mundial en 92 años. Ese fue el momento crucial, que evitó la derrota del Tri, pero se siente que pudo haber sido un triunfo con un poco más de tino (y de talento).

¡Hasta la próxima!