Combatir con ferocidad e inteligencia en el tatami para someter a sus oponentes y salir con los brazos en alto en señal de victoria es una de las facetas que Leydi Liliana Burguete Juárez compagina con sus roles de psicóloga clínica y madre de Saori y Mateo.
Empezó a practicar Artes Marciales para compartir experiencias con sus hijos y su esposo Felipe, al grado de que hoy están inmersos en una estricta rutina que los lleva a entrenar de lunes a sábado.
Leydi posee la cinta azul tercer grado de Jiu Jitsu Brasileño, cuenta con el “prajiad” amarillo de Muay Thai y es cinta naranja de Kick Boxing, además de formar parte de la Comisión de Artes Marciales Mixtas y Deportes de Combate de Tuxtla Gutiérrez.
Es una mamá con mentalidad de acero, tal como comparte con los lectores de “Cuarto Poder”.
Leydi, ¿cuánto tiempo tienes en tu deporte?
Ya son 4 años que llevamos como familia en el deporte. La motivación fueron mis hijos. Ellos desde muy chiquitos empezaron en el Tae Kwon Do y viendo cómo se desempeñaban en su competencia y que a veces se ponían estresados o se frustraban si no lograban el resultado, como mamá me surgió esta motivación de querer experimentar esta parte para comprenderlos.
¿Qué es lo que más te gusta de las Artes Marciales?
En lo personal me ha ayudado mucho porque me ha brindado seguridad cuando estoy sola en la calle. También en mi desempeño profesional como psicóloga, al ir canalizando cada una de mis emociones y de mis pacientes; ver que cada circunstancias y cada situación que se nos presenta es una oportunidad para ir creciendo. Y como mamá, realmente también les da mucha seguridad a mis hijos, control de emociones, prevención de “bullying”. Realmente me deja muy tranquila que estén en una disciplina de Artes Marciales.
¿Cómo equilibras tu profesión como psicóloga, tu gusto por el deporte y el rol como madre?
Es una labor de familia; los cuatro tenemos que organizarnos. Salgo de la casa a las 6:30 de la mañana, porque a las 7 tengo que estar en mi lugar de trabajo, y a las 2:30 que salgo de ahí, llego a la casa a las 3 de la tarde y ya mis hijos nos apoyaron en actividades para que nosotros podamos preparar algo de comer y también nos ajuste el tiempo para ir a entrenar por la tarde.
¿Y en lo personal, en qué te ha ayudado practicar Artes Marciales?
A vencer mis miedos. Cuando inicié en el deporte tenía temor de perder las competencias, y ese fue mi primer logro, el decir “sí soy capaz”, y si pierdo, tengo la oportunidad de volverlo a intentar porque a través de cada combate vas adquiriendo una experiencia que también se puede asimilar en la vida diaria.
Creo que mi mayor reto ha sido vencer mis propios miedos, inseguridades, y de alguna manera predicar con el ejemplo, el insistir con mis hijos a que tengan una disciplina, que es algo saludable. Eso también me ha llevado a decir que deben tener el ejemplo en casa.
Finalmente, ¿qué mensaje les mandas a las mamás en su día?
Que realmente también nos demos tiempo y espacio para nosotras como mamás. Únicamente estar en casa es pesado; hay que desapegarnos un poco de las cuestiones que hay que realizar en casa. Eso nos hace bien, no solamente a nosotras sino también a nuestro entorno familiar y a nuestro hijos, y parte de esto es el deporte, el poder desahogarnos al ir canalizando emociones hacia otra área que no sea nuestro hogar. Eso es sano para cada una de las mamás y, claro, cada una tiene un ritmo distinto, pero también el valor nos lo damos nosotras. El tiempo y el espacio nos lo damos nosotras.