Mariana Solís, una madre con disciplina

Mariana Solís, una madre con disciplina

Compaginar la maternidad con una carrera deportiva no es fácil. Requiere entrega, paciencia y, sobre todo, amor. Así lo deja claro Mariana Solís, que hoy es una aliada en proyectos deportivos desde el Instituto del Deporte Tuxtleco (Indetux), tras haber iniciado su camino en el exigente mundo del Futbol profesional, y quien también es amante del Atletismo, la Calistenia y el Motociclismo, entre otras disciplinas.

“Yo no combino ser mamá con el deporte. Intento adecuarme a las circunstancias que se me presentan, tanto en los horarios como en los días, y cuando puedo integrar a mi hija en alguna actividad lo hago, así paso más tiempo con ella”, confiesa con una sonrisa, y recuerda que su hija es también su mejor compañera de equipo.

Aunque su pasión por el deporte no llegó desde niña, asegura que lo abrazó con fuerza y determinación. “Inició tarde, pero me encanta la persona en que me ha convertido. En mi trabajo actual intento aprender de todos los deportes. Me esfuerzo para que mi hija también se integre. Para mí, una de las similitudes más fuertes entre el deporte y la maternidad es la disciplina. No necesitas ser el mejor, pero sí puedes formar a una mejor persona con constancia”, afirma.

La disciplina no es un concepto menor para esta madre. En su vida diaria, se convierte en el hilo conductor que une su labor como promotora del deporte con su crianza. “Siempre le pido a mi hija que tenga amor por lo que hace y que esté activa, que cuide su alimentación. Me esfuerzo en predicar con el ejemplo”, asegura.

Recordando sus inicios, señala que su mayor reto fue enfrentarse a una industria dominada por hombres. “Lo más difícil fue creer que el Futbol podía ser un espacio también para nosotras. Fue una lucha constante para ser vista, para ser respetada. El camino nunca fue sencillo, pero eso lo hizo aún más valioso”, comenta.

Hoy ya no compite en la cancha, pero organiza, planea y promueve desde las oficinas. En ese rol, su perspectiva como madre la ha enriquecido: “Cuando te conviertes en mamá te cambia el chip. Comienzas a ver la vida de otra manera. Te preocupas por la crianza y por el tipo de persona que estás dejando al mundo”.

A pesar de sus múltiples responsabilidades, no siente que haya sido difícil equilibrar ambas facetas. “Nada se me ha hecho complicado. Siento que la vida me ayuda a organizarme entre lo profesional y lo personal. Las cosas llegan y trato de adaptarme a cada situación”, refiere.

En su trabajo, impulsa programas que beneficien a niñas y jóvenes, entendiendo de primera mano la importancia de generar espacios de crecimiento para las nuevas generaciones. “Ser mamá me ha hecho mejor persona y mejor profesional. Todo lo que hago es pensando también en el mundo que quiero dejarle a mi hija”, apunta.

Con voz firme, entrega diaria y el corazón dividido entre la oficina y su hogar, esta madre ejemplar demuestra que se puede marcar diferencia tanto en el campo como en la vida de quienes la rodean.