Jugar al trompo, al balero, al avión, la rayuela o practicar algún deporte autóctono en las calles de la Ciudad de México era común todavía a finales del siglo pasado; pero ahora, algunas de esas actividades tienden a desaparecer, porque se dejaron de hacer o porque son poco conocidas.
Entre esos juegos tradicionales, que incluso se realizaban en la escuela, están el bolillo o kimbomba, charangais, beli o capirucho, el avión o cabezón, bebeleche o chácara, así como el llamado tamalitos a la olla o burro entamalado y el burro corrido.
Por lo que toca a las actividades en el interior del país, están algunos deportes que incluso han participado en torneos nacionales e internacionales, como la Pelota Purépecha y la Pelota Mixteca, en sus diferentes modalidades.
Además del Tapú, Ulama, Ulama de Cadera, Ulama de Antebrazo, Ulama con Mazo y el Rebote a Mano con pelota dura, entre otros que, aunque son reconocidos por la Conade como deporte, se han visto afectados en sus comunidades, debido a la inseguridad.
En la actualidad, aunque algunas personas mayores aún recuerdan la mayoría de esos juegos y deportes autóctonos y cómo los practicaban en sus calles, esa información no ha sido transmitida a las nuevas generaciones que, por el contrario, prefieren los juegos de video, el celular y la tableta.
“Yo sí recuerdo todos esos juegos que jugábamos en la calle, que eran transmitidos por nuestros padres y abuelos, y trato de hacer lo mismo con mis hijos, pero ya no quieren salir a la calle a jugarlos y prefieren los videojuegos en casa”, dice Víctor Torres, padre de tres jovencitos.
Práctica de juegos originarios promueve valores
Ana Claudia Collado García, titular de la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales (FMJDAT), explica que esos y otros deportes originarios promueven valores interculturales y familiares, pero algunos han comenzado a quedar en el olvido.
Aunque el organismo que dirige inició desde hace años la promoción de estas y otras actividades de origen prehispánico, la recuperación de algunos otros no ha sido fácil, ante el escaso apoyo oficial.
“El juego y el deporte autóctono en la última década se ha venido desarrollando y creo que uno de los elementos base ha sido que tienen una identidad comunitaria muy clara donde se practica”, comentó.
Collado García agregó que “los juegos se han difundido entre las comunidades indígenas rurales del país y una función muy particular ha sido la permanencia de la Federación como un eje rector de la práctica de estas actividades y promoverlos a través de eventos nacionales y locales”.
Explicó que en los últimos años algunas de esas prácticas deportivas y tradicionales han adquirido una “deportivización”, como el juego de la Pelota Purépecha, la Pelota Mixteca y el juego de pelota Ulama, conocido en el norte de la República.
“Desde luego que no ha sido fácil la recuperación de estas actividades puesto que antes teníamos un apoyo gubernamental mayor, y hace unos días sacamos un exhorto dirigido a la Conade (para) que el estado impulse estas actividades, porque socialmente nos conviene”, destaca.
Sobre todo, detalló, “porque son actividades que desarrollan el sentido de tolerancia, la interculturalidad y el juego limpio, valores de colectividad que van más allá de los valores de los juegos occidentales, el valor del yo sobre los otros”.
Proyectos para rescatar los juegos
Ante este panorama, Ana Claudia Collado enumera algunas acciones a realizar para la promoción de esas actividades a fin de que sigan siendo reconocidas, practicadas y apoyadas por los sectores de la población, y que se mantengan sus raíces.
“Ahorita estamos desarrollando una campaña de gestión interestatal ante las dependencias de cultura, educación y salud, buscando todos los ejes por donde pasa el juego y el deporte a fin de contar con una infraestructura para su impulso y desarrollo”, indicó.
Asimismo, adelantó que con la senadora Ana Gabriela Guevara harán un exhorto a las autoridades sobre la necesidad de fomentar e impulsar este proyecto patrimonial de México, con reuniones con la Comisión de Desarrollo para los Pueblos Indígenas.
“También vamos a hacer un catálogo con las cerca de 200 actividades de juegos y deportes autóctonos y tradicionales de México, para subirlo a una plataforma que tiene la Unesco, a fin de que sean conocidos a nivel internacional”, dijo.
Para ello, invitó a la sociedad a que se sume a esa campaña de difusión y, “si han olvidado los juegos, que se acerquen a los senos comunitarios, padre, madre, abuelos, y pregunten cómo se jugaban, y seguirnos en los medios para sumarlos a actividades y eventos programados para el próximo año”.
Mientras tanto, don Víctor, como le dicen en su negocio, se une a sus hijos que juegan en sus celulares y empieza a contarles cómo se divertía él en su época de niño con su padre.