En un ambiente cargado de alegría, nostalgia y unión familiar, Zoraida Maza decidió celebrar sus 55 años de vida de una manera diferente: corriendo. El parque Fundamat fue el escenario perfecto para llevar a cabo una carrera de tres kilómetros que no solo marcó un festejo de cumpleaños fuera de lo común, sino que se convirtió en un emotivo homenaje a su padre, Hermelindo Maza, que lamentablemente falleció hace un par de meses.
Desde temprano, familiares y amigos comenzaron a llegar con gran entusiasmo, portando la playera conmemorativa de la carrera que llevaba impreso el nombre y recuerdo de Hermelindo, un hombre que dejó huella en la vida de quienes lo conocieron. La camiseta, más allá de ser parte de la indumentaria deportiva, se transformó en un símbolo de cariño y de unión que acompañó cada zancada de los participantes.
El arranque se dio entre aplausos, abrazos y sonrisas, con la propia Zoraida encabezando la salida. Su rostro reflejaba emoción y fortaleza al ver reunidas a tantas personas queridas compartiendo un mismo objetivo: correr por la vida, celebrar los años y recordar con cariño a su papá. El trayecto de tres kilómetros se convirtió en una fiesta, donde no importaba la velocidad, sino la compañía y el significado detrás de cada paso.
En cuanto a los resultados, la primera en cruzar la meta fue Alejandra Pola, con un tiempo de 15 minutos y 02 segundos se quedó con el lugar de honor. Detrás de ella llegó Mauricio Hernández, que completó el recorrido en 16 minutos, mostrando constancia y energía en cada tramo. El tercer puesto fue para Gerardo Maza, sobrino de la festejada, quien cerró con un tiempo de 17 minutos, gesto que conmovió a los asistentes, pues su esfuerzo fue también una forma de rendir tributo a su abuelo.
Solidaridad, amor familiar y amistad sincera
La llegada de cada corredor fue celebrada con aplausos, abrazos y mensajes de aliento. Lo que marcó diferencia en esta carrera no fue únicamente la competencia deportiva, sino el espíritu que se respiró en todo momento: solidaridad, amor familiar y amistad sincera. La meta no se midió en segundos ni posiciones, sino en la satisfacción de compartir un recuerdo imborrable para Zoraida.
En medio de la premiación simbólica, Zoraida agradeció entre lágrimas a todos los presentes por acompañarla en un día tan significativo. “Correr estos kilómetros no solo es celebrar mi cumpleaños, es también una manera de sentir que mi padre está conmigo. Gracias por estar aquí y por hacerme sentir tan acompañada”, expresó conmovida.
El festejo continuó con un pequeño convivio en el parque, donde no faltaron los abrazos, las fotografías, las risas y las anécdotas. El cumpleaños 55 de Zoraida no será recordado por una fiesta convencional, sino por una jornada que unió corazones y que se convirtió en un homenaje lleno de amor, fuerza y resiliencia.
La carrera dejó en claro que el deporte tiene un poder transformador, capaz de unir generaciones y de convertir un momento de duelo en un acto de esperanza. Así, con el recuerdo de Hermelindo presente en cada paso y la sonrisa de Zoraida iluminando el evento, el festejo se convirtió en una verdadera fiesta de vida.