Tras instalarse en su nuevo hogar junto a su pareja, Mila, nota que la falta de deseo tiene raíces más profundas en su interior. Así, inicia un proceso de autoconocimiento en el que revive momentos de sus primeros años, buscando reconectar con su cuerpo.

En el centro de la narrativa de Creatura, la más reciente película de la directora española Elena Martín, se esconde una reflexión profunda sobre el descubrimiento de la sexualidad, el peso de la culpa y la vergüenza, y la manera en que éstas pueden condicionar la relación con el propio cuerpo desde la infancia hasta la adultez. “El autodescubrimiento se enfrenta más a la culpa que al desconocimiento”, comenta Martín en entrevista. “El gran antagonista es la culpa y la vergüenza, porque el desconocimiento suele motivar cuando una quiere explorar, pero la culpa y la vergüenza son limitantes”.

La cinta aborda el despertar sexual de la protagonista y cuestiona los silencios impuestos en la infancia sobre el deseo y la exploración corporal. La realizadora habla además de la relación que hay entre el despertar sexual en la infancia y el desarrollo de la autopercepción. “Leí sobre el tema y me di cuenta de que en esa fase es donde se empieza a formar el carácter. No poder vivir ese despertar sexual de una forma orgánica implica problemas con la autoestima, con la sensorialidad, con la capacidad de asimilar conocimientos, la capacidad de explorar lo desconocido”, contó.

La directora habla de la investigación de la terapeuta Thérèse Bercerat, quien descubrió que el cerebro humano construye un “mapa” del cuerpo que puede alterarse si se le niega el contacto y la exploración de ciertas zonas. “Si desde pequeña te han dicho que no te lo toques, que no te lo mires, que no lo pienses, que no hables de ello, las conexiones neuronales con los genitales se pierden. Y cuando se pierden esas conexiones neuronales, empiezas a sentirlo como un miembro fantasma. En casos extremos, hay personas que sienten que su propio cuerpo no les pertenece”, explicó.