El Archivo Fotográfico Manuel Toussaint (AFMT), el acervo especializado en arte más importante de América Latina, ya se puede consultar en línea. Esto es resultado de más de 70 años de trabajo, explica la coordinadora, Columba Sánchez.
Subir fotografías a esta plataforma digital no es tan sencillo como cargar imágenes en un perfil de redes sociales —que de por sí uno tarda seleccionando la mejor y eligiendo el mejor pie de foto—. Para dimensionar el trabajo que hay detrás de la plataforma que estrena el AFMT hay que viajar al pasado.
Todo comenzó en 1934, cuando se fundó el Instituto de Investigaciones Estéticas —inicialmente llamado Laboratorio de Arte—, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y desde entonces ya había colecciones de imágenes que eran usadas para actividades académicas, pero fue en 1953 cuando Manuel Toussaint —historiador de arte y director del Instituto— solicitó que se organizara ese acervo, que conforme fue pasando el tiempo fue albergando archivos de fotografías hasta llegar a poseer 134 colecciones, que suman casi un millón y medio de fotografías.
Entre estas ya se pueden consultar en línea la colección de Guillermo Kahlo, padre de la pintora Frida Kahlo y quien en 1904 y 1908 fotografió iglesias por todo el país; la Colección Construcción de Ciudad Universitaria, con 965 imágenes de diversos autores, entre ellos Armando Salas Portugal; la Colección Julio Michaud, que son 81 impresiones en albúmina y las más antiguas que hay en el acervo, pues datan entre 1858 y 1880, y retratan Chapultepec, Bucareli, la Alameda y más lugares de la ciudad. También hay fotos de Tina Modotti, José María Lupercio, Juan Guzmán, entre otros. “Lo que nos caracteriza, lo que nos hace un poco diferentes a los demás archivos, es que nosotros tenemos un enfoque particular en la documentación visual de las obras de arte. Porque somos un instituto que se dedica a la investigación de todas las disciplinas artísticas que existen”, explica Sánchez.
El volumen del acervo, sus autores y su especialidad es lo que lo convierte en el archivo fotográfico más relevante de América Latina.
Pero el AFMT no solo se dedica a almacenar las fotografías. “Nuestra misión es la preservación, la catalogación y, por supuesto, ahora poner al alcance de la comunidad académica y cultural las imágenes que reflejan esta riqueza y esta importancia del patrimonio artístico mexicano”, agrega la coordinadora.
Eso es a lo que se han dedicado en las últimas décadas: revisar imagen por imagen, evaluar su estado, someter a procesos de estabilización y conservación según lo requieran, catalogarlas y escribir la descripción del contenido de cada negativo. Almacenarlas en el lugar apropiado a sus características: las fotografías en blanco y negro se resguardan en una bodega, mientras que las de color se encuentran en una bóveda a una temperatura de 15 grados y humedad controlada, que se supervisan las 24/7 para que no haya variaciones. En otro lugar de almacenamiento se encuentran las fotos impresas en albúmina, un proceso que requiere nitrato de plata y las hace altamente inflamables.
“¿Recuerdas que se quemó la Cineteca Nacional?, es porque las películas tenían nitrato y esto una vez que se enciende es casi imposible apagarlo y contenerlo”, explica Gerardo Vázquez, técnico académico del archivo. Es por eso que estas fotografías se albergan en contenedores a prueba de fuego y que tienen arriba de sí un techo falso que, en el desafortunado caso de un accidente, el fuego encontraría salida por esa especie de chimenea y no se esparcirá al resto del archivo.