La canción cuenta la historia de la poetisa argentina Alfonsina Storni. Muy desgraciada fue la existencia de esta mujer, hija de padres argentinos quienes pasando una larga temporada en Suiza tuvieron allí a Alfonsina. Al regreso de la familia a la Argentina, ella vivió una adolescencia y juventud llena de precariedad. El negocio de sus padres, una cervecería, no les daba para mucho. A la pobreza en la que vivían se agregaba la irresponsabilidad de su progenitor, que se dio a la bebida. Con su negocio, tenía más fácil convertirse en alcohólico.
Alfonsina Storni fue mujer que se enfrentó a las penurias familiares y después a las desgracias que tuvo que soportar. Ejerció de actriz, fue maestra de escuela, autora de muchos poemas y varias obras teatrales, colaboradora de prensa. Sus ideas feministas le granjearon amistades y desdenes. Hubo en su personalidad algo contradictorio, que marcó indudablemente su vida. Se consideraba un hombre dentro de un cuerpo de mujer. Todo ello, en una época, principios del siglo XX, cuando la sociedad no llegaba a comprender la magnitud de esos problemas. Y para complicar más su diario devenir se quedó embarazada. Tuvo un hijo de padre desconocido. Al menos, ella nunca quiso revelar su identidad. ¿Acaso no fue sólo una relación y mediaron otros amores? En muchos de sus versos dejaba entrever sus pensamientos acerca de la sexualidad.
Se la relacionó también con alguna mujer, en el aspecto íntimo. Pero a su vez también con el escritor Horacio Quiroga. Esa supuesta bisexualidad puede que llegara a trastocar su mente ya en la juventud. El caso es que en sus últimos años, malviviendo con sus clases o la publicación de sus poemas, Alfonsina Storni acabaría sumida en periódicas depresiones y accesos considerados propios de una persona enajenada. Por si su males fueran pocos le detectaron un cáncer de mama, extirpándole el pecho derecho, lo que la sumiría aún más en un estado cercano a la esquizofrenia, que finalmente así diagnosticarían sus médicos. El suicidio de Horacio Quiroba contribuyó todavía más a su descenso a los infiernos. Y los dolores de su enfermedad no desaparecían.
En 1935 fue diagnosticada de cáncer de pecho y tuvo que someterse a una operación quirúrgica donde se le extirpó el seno derecho. El hecho de tener que pasar por una mutilación física para seguir viva la marcó profundamente. Con el tiempo su salud fue empeorando hasta que finalmente en 1938 y tras una noche de inmenso dolor llamó a la asistenta de la hostal donde se está quedando y le dicta una carta para su hijo y en la madrugada del 25 de octubre la poetisa se tira al mar bajo una lluvia torrencial dejando la carta que escribió para su hijo y el poema “voy a dormir”.
Se dirigió al espigón de la Playa La Perla. Poco a poco fue sumergiéndose en las aguas… hasta perecer ahogada. El escritor Félix Luna y el compositor Ariel Ramírez la inmortalizarían en su bella y melancólica canción “Alfonsina y el mar”. Es aquella que, en una de sus estrofas, reza:
“Te vas Alfonsina con tu soledad.
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?”.
“Y te vas hacia allá como en sueños.
“ Dormida, Alfonsina vestida de mar”.
Tan hermosa y a su vez triste melodía ha tenido muchos intérpretes a lo largo del tiempo, pero Mercedes Sosa hizo suya de forma preciosa y para siempre esta canción.