Anatomía de un escándalo

Según la sinopsis oficial de Netflix, “James y Sophia Whitehouse (Rupert Friend y Sienna Miller) viven en un mundo feliz y exclusivo. Él es ministro del Parlamento, tiene una familia adorable y su trayectoria parece no tener límites... hasta que un secreto escandaloso ve inesperadamente la luz. La letrada Kate Woodcroft (Michelle Dockery, Downton Abbey) también tiene una trayectoria profesional impresionante, y sus acusaciones amenazan con despedazar Westminster, el matrimonio Whitehouse y su propia autoestima”.

Mientras Woodcroft trabaja en su próximo caso, Sophie asiste al cumpleaños de una amiga y se pregunta dónde está su marido James, ministro del Interior y miembro del Parlamento con estrechos vínculos con el primer ministro. Aunque en realidad está hablando con un elector, llega el rumor de que está a punto de saltar un escándalo.

Y así es: se descubre que el político tuvo una relación de meses con una empleada, Olivia Nytton (Naomi Scott), con la que hace poco que acaba de romper. James intenta gestionar el escándalo: con su mujer, a la que le dice que no significó nada; con el asesor del primer ministro, que le indica qué debe decir a la prensa; con el público, que no ve con buenos ojos esta aventura.

Sophie está muy enfadada, pero sabe que romper su relación no le conviene ni a su familia ni a su estatus. Sin embargo, cuando va a Westminster a un almuerzo con su marido, le resulta más difícil mantener la compostura, sobre todo en el ascensor —uno de los lugares donde James y Olivia tuvieron sexo—. James le ofrece a su esposa dejar la política, lo que podría ser una solución satisfactoria. Sin embargo la letrada Kate Woodcroft profundiza en el caso y se da cuenta de que el escándalo podría ser mucho mayor.

Anatomía de un escándalo, a pesar de ser interesante, adictiva y de visionado rápido, adolece de tratar el tema de la agresión sexual con demasiada ligereza, algo que nos resulta francamente raro en un mundo posterior al Me Too. Hay además algunos fallos en la construcción de los personajes, como que Sophie no se de cuenta de que las disculpas de James no son sinceras.

El poder que traslada el personaje de Sienna Miller es arrollador. Su lucha consigo misma, con su marido, con la prensa, con todos aquellos que tratan de desmenuzar su vida y su historia a costa de ella misma, es tremenda. Sin embargo, S. J. Clarkson pone el foco en el escándalo que da nombre al título en lugar de las víctimas que deja por el camino.

Anatomía de un escándalo es una serie con una bella factura técnica —propia de la plataforma streaming, ya estamos acostumbrados— y grandes interpretaciones. Sin embargo, los personajes, que poseen un carácter individual enorme, son congestionados por el interés del creador en atomizarlo todo en torno a los mass media y su implicación en un escándalo de esta envergadura.

Donde al principio había un potencial inherente, al final acaba siendo algo plano, poco atractivo y ligeramente empático. Los protagonistas están tan lejos de nosotros que no podemos acercarnos, ni siquiera poniendo todo de nuestra parte. Y lo tenían muy fácil. Sin embargo, esta producción es un éxito en Netflix porque tiene un ingrediente perfecto para “maratonear”. Dura poco, tiene buenos actores, luce bien y todo lo que pasa es lo suficientemente dramón como para cruzar las piernas, comer helado e ir comentando con el de al lado.

Las escenas judiciales son de las mejores, con una Dockery cambiando su habitual registro y entregando interpretaciones convincentes; también es el caso de Miller y de Friend, que generalmente se caracteriza por pronunciar pocas palabras como los tipos duros en series como Homeland, interpreta al político “baboso” notablemente bien.

Adictiva, notable y divertida, volvemos a recalcar que en estos días que corren el tema del abuso sexual no debería ser tomado a la ligera.

Sienna Miller como Sophie Whitehouse

La actriz y diseñadora toma el papel principal en este nuevo thriller como Sophie Whitehouse, quien deberá prepararse para llegar hasta las últimas instancias y descubrir la verdad que su esposo ha intentado ocultar durante tantos años.

Michelle Dockery como Kate Woodcroft

Conocida por su gran papel en Downton Abbey, regresa a la televisión británica de la mano de Netflix. Ahora, como Kate Woodcroft, quien llevará a fondo el caso de James Whitehouse para que este sea juzgado a pesar de su reconocimiento dentro del mundo de la política.

Rupert Friend como James Whitehouse

El actor al que conocimos como Mr. Wickham en Orgullo y prejuicio encarna a James Whitehouse. Deberá mostrar al mundo que su buena reputación y carisma no son una fachada para llegar a lo más alto en el Parlamento británico.

Naomi Scott como Olivia Lytton

Nos enamoró en su rol como Jazmín en el live action de Disney Aladdin. Ahora, muy alejada de su papel como princesa, da vida a una Olivia Lytton en búsqueda de la verdad.