Andrea Chapela habla del fin del mundo

Andrea Chapela habla del fin del mundoLa más reciente obra de Chapela es publicada por Literatura Random House. Cortesía

En un mundo dominado por la catástrofe climática, con estaciones extremas y días de encierro, Todos los fines del mundo (Literatura Random House) la nueva novela de Andrea Chapela (Ciudad de México, 1990) es una reflexión sobre el cambio climático y el fin del mundo, pero en la que prevalecen la amistad y la supervivencia del ser humano, contada en tres partes en tiempos, escenarios y géneros literarios distintos y explorando varias preocupaciones.

“Está el cambio climático, pero sobre todo el fin del mundo como una muerte lenta. Se habla mucho de cómo de estos fines de mundo que parecen tajantes, donde de la noche a la mañana todo es distinto, pero yo siento que incluso en la pandemia y en otros momentos a lo largo de estos últimos cinco años, hemos experimentado cambios radicales y de alguna manera todo se queda igual o intentamos que se quede igual, como obsesión de continuarnos sosteniendo una normalidad”, afirma la autora.

Pese a todas las circunstancias, agrega Chapela, queremos que las cosas continúen normales porque es cómodo, porque nos conviene, porque puede ser más fácil, porque hay intereses, “quería explorar un mundo en el que el clima ya ha avanzado a niveles que interrumpen totalmente el día a día, no solo con catástrofes, sino ya es parte de nuestra vida, las ondas de calor que luego tenemos aquí en la Ciudad de México o la falta de agua en muchos municipios de la ciudad; quería explorar esta necesidad de ir paliando la situación y luego de cómo el futuro de alguna manera se va achicando, se nos va acabando”.

Los personajes viven en un futuro un poco más tecnológico, pero de alguna manera ellos sienten muy poca sensación de futuro y sienten que tienen que hacer cosas, pero no terminan de saber si tiene sentido hacerlas. “Hay un tipo de fin del mundo y una exploración también de una idea que a que me gusta mucho, que es tratar de hablar de otras formas de organización, también de otras cosas que no sean solo imaginaciones distópicas de lo que podría pasar; creo que a veces no tratamos de imaginar cuál es el otro lado, no es la distopía”, afirma.

En la obra nunca dice exactamente cuándo ocurre este fin del mundo, se habla de un temblor, de una pandemia, del encierro, de las ondas de calor. “Yo imagino que estará así hacia el medio siglo, pero en realidad es poco importante, todo lo que sabemos del cambio climático nos dice que se está exacerbando, y que si no hacemos nada va a continuar exacerbándose, y dentro de la lógica de la novela este futuro es muy cercano”, señala Chapela, quien asegura que cada vez hay más “sucesos extraños”, y damos cuenta del “peor huracán”, el “peor incendio”, la “peor inundación”.

“Y estas cosas se parecen excepcionales, en realidad se están repitiendo y se están exacerbando cada año. No me parecía demasiado pensar que no es algo que esté en un futuro como para que a lo mejor pues la gente de mi generación puede ser que viva. El libro tiene una preocupación de alguna manera en esta sensación de que no hay futuro”, concluye la escritora.