Joaquín Cosío recuerda el rodaje de Las muertas con algunas eventualidades que controló bien el director Luis Estrada, quien debutó en el mundo de las series luego de ser de los mejores en el cine con filmes como El infierno y La ley de Herodes.
“Había mucha presión para él mismo, con más de 100 actores, con el tiempo encima y la memoria de los textos fue un problema muy frecuente. Más que regaño era llamada de atención. De pronto si se enojaba porque el texto no lo traíamos los actores; él es muy estricto ahí y con razón, porque él dice que tardó tres años en escribir un guión para que un actor llegue y lo quiera cambiar porque le gusta improvisar”, recordó Cosío en su momento.
¿Cuál fue el resultado?
A partir del próximo 10 de septiembre este trabajo quedará al descubierto cuando la producción basada en la novela homónima de Jorge Ibargüengoitia llegue a Netflix.
Dicha obra está basada en el caso real de “Las Poquianchis”, quienes entre las décadas de los 40 y 60 ordenaron el asesinato de casi un centenar de mujeres, a las que tenían trabajando en la prostitución.
Un adelanto
Hace unos días, el miércoles la plataforma streaming dio a conocer el primer video de la producción en el que se ve a las hermanas Baladro, las protagonistas, en su ambiente; a chicas que trabajan para ellas tratando de divertirse; ambiente de cabaret, a una de ella golpeando a un hombre y a otras masacrando a alguien que está acostado.
Leticia Huijara, Arcelia Ramírez y Paulina Gaitán, Mauricio Isaac y Alfonso Herrera son parte del elenco principal, habiendo más de 150 actores en total. Las muertas, que estará conformada por seis episodios, se rodó en la Ciudad de México, Veracruz, Guanajuato y San Luis Potosí.
Cómo nace el apodo de “Las Poquianchis”
Cuando María de Jesús, María Luisa y Delfina comenzaron a manejar el bar La Barca de Oro, en León, Guanajuato, la gente comenzó a relacionar el sitio con su antiguo dueño, un hombre que había decidido traspasar su negocio.
En 1964, dicho sitio saltó a los titulares de los periódicos porque en su interior se encontraron los cuerpos de 80 mujeres, 11 hombres y restos de niños menores de un año, descubriéndose además una red de trata de personas.
Durante dos décadas, las González Valenzuela secuestraron, engañaron y compraron adolescentes a familias humildes de campesinos, para llevarlas a su base y de ahí comenzar a prostituirlas. Las condiciones higiénicas eran deplorables, lo que causaba múltiples infecciones.
Las hermanas nacieron en El Salto, Jalisco, siendo hijas de un policía porfirista, quien dicen las obligaba a ver las torturas que practicaba. La detención de las tres mujeres se dio luego de que dos chicas lograron escapar y dar parte a las autoridades, algunas de las cuales ya sabían del lugar, pues presuntamente ocupaban sus servicios.
Para dejar la organización solo había dos caminos: cumplir 25 años, para luego ser asesinada, o bien desangrarse a causa de los abortos clandestinos que se les practicaban.
En su defensa, las hermanas dijeron que la parte acusatoria era malagradecida, porque gracias a ellas habían logrado salir del lugar donde se encontraban.