Aportan artistas visión crítica
La idea de “Horizontes compartidos” celebra la interconexión entre culturas y territorios. CP

El escultor constructivista Sergio Gutman (1960) y los artistas visuales Victoria Molina (1988) y Enrique Argote (1988) son parte de la delegación de una veintena de creadores mexicanos que participarán en la edición 15 de la Bienal de La Habana, que este año festeja 40 años de vida con el lema “Horizontes compartidos”.

En entrevista, dieron detalles sobre las obras que se expondrán en el malecón de la isla, con las que acuden por primera vez a este evento, considerado el segundo más importante del mundo, después de la Bienal de Venecia.

La idea de “Horizontes compartidos” celebra la interconexión entre culturas y territorios del denominado sur global, que echa luz al arte inspirado en temáticas que interesan a los países de la periferia, que destacan por la mirada crítica y cuestionadora de sus artistas.

Actividad

El encuentro se llevará a cabo a partir del 15 de noviembre, y hasta febrero del próximo año; y cuenta con un comité curatorial que en esta ocasión se enfocó en creadores con propuestas sólidas en la escena mundial.

La escultura monumental de forma geométrica Contramatrices, de casi cuatro metros de altura, mostrará —con el movimiento del espectador— la totalidad de su estructura: la forma y la contraforma. Esta es la pieza de madera, construida a partir de 23 tablas, con la que el artista plástico mexicano Sergio Gutman participará en la edición 15 de la Bienal de La Habana. “Si recortas una figura geométrica con unas tijeras, en un papel, lo que va quedando alrededor es la contraforma de lo que recortaste. Contramatrices es como esa contraforma”, explica el creador en entrevista. “Al final, las dos son formas. Queda la figura de un lado y el recorte por el otro. Se intercalan varias figuras con el movimiento. Si vas caminando o pasas en un coche, tiene un efecto visual que, en un momento dado, lo recortado encaja en su recorte. Y si vuelves a pasar, se desfasa otra vez”.

Con esta propuesta, el escultor es fiel a su investigación plástica de la corriente constructivista latinoamericana. La obra es básicamente geometría. Esta es casi sagrada, para los griegos era una representación del universo. “El arte es estructura y proporciones. No soy de la idea de que el arte plástico evoque cosas. Tiene su propio lenguaje. Empieza donde acaban las palabras”, destaca el creador.

Gutman detalla que el proceso creativo de la pieza ha sido singular. “Pude haberla hecho en México. Pero me costaba mucho enviarla a Cuba y, además, en la aduana hay restricciones cuando se trata de cosas de madera. Tomé la venturosa decisión de hacerla allá. Encontré a un carpintero, restaurador, y un diseñador industrial. Yo he hecho planos y he dado instrucciones por teléfono y por Whatsapp”, dice. “Un rostro femenino no bien definido, que puede ser el de una niña o una adulta, que se completa a través de los 200 círculos de papel de diferentes orígenes, que estarán encolados en la pared”. Así define la artista visual Victoria Molina a la obra que presentará en la 15 Bienal de La Habana.

Collage

El collage monumental Estado de incertidumbre, que abarcará unos 150 metros cuadrados de un muro ubicado sobre el malecón de la capital cubana, evoca el poder del círculo. “Es un elemento que no tiene principio ni fin y eso lo convierte en un emblema de interconexión entre las personas. Nos remite además al origen y, al final, el mural hace que el rostro se complete cuando alguien lo percibe a la lejanía, de cerca se ven sólo círculos”, narra Molina en entrevista.

“Me gusta el concepto de círculo porque habla de los ciclos de la vida, del eterno retorno, de cosas que nunca terminan. Creo que se relaciona mucho con lo femenino, desde las tareas domésticas hasta la vida misma. Como mujeres, a lo largo de la historia, nos han confinado a los márgenes y hoy seguimos construyendo nuestro destino”, indica.

Esta propuesta, destaca, “es un reto porque nunca había hecho una obra monumental de esta índole; y se pretende terminarla en colaboración con las mujeres de La Habana, quienes pueden transformar el rostro en algo más, al pegar a su gusto los círculos de papel”.

Aclara que el collage es “un proyecto que invita a reflexionar sobre la esencia de lo femenino y su poder transformador”. Y la creadora admite que “es una obra efímera, tal vez como la juventud, que durará lo que tenga que durar. Me gusta jugar con ese proceso de envejecimiento”.